Tiempo de RenovaciónMuestra

“¡YO NO NECESITO DE NADIE!”

de ¡Aliento!

La independencia implica una gran responsabilidad. Muchos hijos quieren independizarse de sus padres, eso es normal y necesario. En cuanto al liderazgo, creo que siempre hay que animar a que los líderes sean emprendedores, pero ¡cuidado!, algunos se lanzan solitarios y no quieren relacionarse con nadie ni sujetarse a nadie; son ellos solos. Y hasta demandan una sujeción que ellos no practican. No sé cuál es el motivo de esta conducta: ¿orgullo, heridas, o tal vez una afección por la soledad? Lo cierto es que no es sana.

A lo largo de mi vida, he visto caer a muchos líderes con estas características. Por esto, lo menciono como una advertencia: para terminar bien, debemos cuidar el área de la independencia. El apóstol Pablo declaró: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el señor, juez Justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida (2 Timoteo 4:7-8).

Todos queremos recibir la corona de justicia, por eso consideremos lo siguiente: cuando nacemos, somos totalmente dependientes de nuestros padres ( protección, comida, etcétera). Con el paso del tiempo, nos vamos independizando de ellos para comenzar a valernos por nosotros mismos; eso es normal y necesario. Pero el siguiente paso en el proceso de la madurez, también natural e importante, es la interdependencia con nuestros padres y familia. es decir, somos independientes, pero decidimos ser interdependientes de ellos, y viceversa. La independencia es la dinámica de ser mutuamente responsables y de compartir un conjunto común de principios con otros. Este concepto difiere sustancialmente de la dependencia, pues la relación interdependiente implica que todos los participantes sean emocional, económica y moralmente independientes. Me gusta este razonamiento de una “dinámica mutua”.

No somos llaneros solitarios. Somos miembros del cuerpo de Cristo y eso requiere mantenernos unidos y en comunión unos con otros. Creo que Cristo nos liberó y nos hizo verdaderamente Libres. Somos libres de nosotros mismos y de nuestros deseos de ser independientes. El “Yo no necesito de nadie” tiene que desaparecer de nuestro vocabulario, del corazón y de nuestra mente. La realidad es que necesitamos de todos.

Para reflexionar:

¿Puede un ministerio permanecer si no depende de Dios?

¿Qué es la interdependencia? ¿ La aplicas en tu vida y ministerio?

¿Qué problemas puede tener un líder que se lanza solitario?

Oración:

Gracias, Señor, porque me liberaste y ahora puedo servirte junto a mis hermanos. Amén.