Los Días FelicesMuestra

¿Alguna vez te has sentido sin esperanza? Quizá perdiste la esperanza de que tu equipo ganara el juego, de obtener una calificación que te permitiera aprobar tu clase más difícil o de que esa amistad se restaurara. Sin importar la causa, si te has sentido así, sabes lo rápido que puedes caer en un espiral de desesperanza. La buena noticia es que no somos los primeros en caer en ese espiral. El mundo en el que nació Jesús, hace dos mil años, estaba marcado por este tipo de emociones. Estaba lleno de personas rotas y desesperadas por encontrar esperanza nuevamente. Por eso las palabras del ángel que Lucas registra son tan poderosas hoy en día. El ángel no solo estaba anunciando el nacimiento de Jesús; estaba declarando que su llegada traería esperanza y alegría al mundo entero. ¿Eso significa que nunca pasara nada malo o que jamás tendremos una razón para sentir desesperanza? ¡Desafortunadamente, no! Pero sí significa que tenemos acceso a un Salvador que puede llenarnos de profunda alegría y verdadera esperanza, sin importar lo que estemos enfrentando.

Hoy, tómate un tiempo para hablar con un amigo, tu líder de grupo pequeño o uno de tus padres, sobre como la esperanza —específicamente la esperanza que tenemos en Jesús— puede cambiar nuestra manera de enfrentar las circunstancias desafiantes o los sentimientos de desesperanza.