Los Días FelicesMuestra

En el fondo, orar es conversar con Dios. Es una manera de conectar con Dios con respecto a todo lo que nos pasa en la vida. Algunos, siempre hemos sido auténticos con Dios, pero quizá no sea algo natural para otras personas. Tendemos a contarle a Dios solo las cosas buenas: por lo que estamos agradecidos, lo que estamos celebrando y todo lo bueno que vemos que él está haciendo. Y aunque todas esas cosas ciertamente son parte de lo que Dios quiere para nosotros, no lo son todo. Dios no nos invita a tener conversaciones superficiales. Dios no nos está pidiendo sonrisas falsas ni reels de momentos importantes. No, Dios nos invita a llevarle todo en oración. Lo bueno, lo malo y todo lo que pase en medio. Cuando llevemos todo a Dios, descubriremos que nunca nos sentiremos decepcionados ni desanimados. Por el contrario, encontraremos el tipo de consuelo que solo Dios puede dar.

Hoy, ¡pon esto en práctica! Dedica un tiempo a orar y sé auténtico con Dios acerca de lo que sientes y estás experimentando en tu vida. ¡No te guardes nada! Recuerda, Dios quiere saber todo de ti, así que díselo en tu oración.