Lejos Del TemorMuestra

Cerca de la Cruz

¿Te has imaginado en algún momento que hubieras hecho si te hubiera tocado vivir en los tiempos de Jesús? ¿Si hubieras sido de esos que le vieron crucificado? Creo que definitivamente tuvo que haber sido un momento de mucha tristeza, temor, consternación y dureza para María la madre de Jesús y para aquellas mujeres que estuvieron allí a sus pies.

Muchas veces nos encontramos viviendo momentos que parecen de muerte, sombríos, llenos de duda y de un temor que puede paralizar nuestro caminar. Pero quero llevarte a que te veas como aquellas mujeres a las cuales el temor y el dolor NO las paralizó. Por el contrario, permanecieron hasta lo último y aín luego de la muerte del Maestro idearon un plan para llegar a su tumba y ungir su cuerpo.

El miedo no las detuvo, aún el saber que llegarían a una tumba sellada con una gran piedra que ellas en su humanidad o fuerzas físicas no podrían remover. Pero, ¿sabes qué? Aún así, fueron. ¡Prepararon lo necesario y al llegar se encontraron no solo la piedra removida, sino que tuvieron la noticia de que Aquel a quien amaban y buscaban había resucitado!

Hoy quiero que veas que la dureza del momento no tiene por qué llenarte de miedo y duda y detenerte, sino que solo tienes que ser intencional y ver que hay un plan mayor escrito para ti, desde antes de la fundación del mundo y que solo espera que te determines a vencer tus propios temores y caminar, porque las piedras grandes, esos obstáculos que quizás tú mismo no puedas remover, Dios los quitará por ti.

Es en la cruz, en el sacrificio de amor que hizo Jesús por nosotros que está garantizada nuestra victoria. Solo tenemos que acercarnos allí, creer en El. Entregarle toda nuestra vida y entender que ese sacrificio no ha caducado, sigue vigente y real en todos aquellos que nos acercamos a Él.

Es a los pies del Maestro, de nuestro amado Jesús que podemos vivir libres del temor, libres del dolor, libres de la carga del pecado que nos detiene… Sí porque no es lo miso caminar ligero, sin cargas que caminar cargando cargas pesadas.

Como mujer, muchas veces me encuentro cargando muchas cosas que a pesar de que me permiten caminar, me pueden disminuir la velocidad y el ritmo, además de ocasionar una fatiga mayor.

Hoy es necesario que entendamos que debemos acercarnos a la cruz para realizar un intercambio de cargas, para entender que cuando soltamos todo lo que nos hace mover más lento, o sencillamente no movernos, Jesús lo puede tomar, remover y hacernos mover con mayor agilidad y rapidez.

No lo piense más… ¡Acércate hoy a la Cruz!