No temerá mi corazónMuestra

Aunque un ejército acampe contra mí,

No temerá mi corazón;

Aunque contra mí se levante guerra,

Yo estaré confiado.

Una cosa he demandado a Jehová, esta buscaré;

Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

El rey David conocía de primera mano lo que implicaba tener enemigos. Conocía lo que era la persecución, el hostigamiento, el odio. Sin embargo, él se encarga de que los demás conozcan en dónde está puesta su confianza. David sabía que Dios era mucho más grande que cualquier amenaza, incluso que la muerte. La confianza que emana del corazón de David es fruto de conocer a Dios de manera personal. Él había experimentado el poder salvador de Dios en momentos de gran riesgo.

¿Alguna vez sentiste como si todo un ejército estuviese en tu contra? ¿Alguna vez te rodearon personas que no deseaban tu bien o que esperaban con ansias a que fallaras en aquello a lo que Dios te llamó? Todo lo bueno que hagas en esta vida va a presentar detractores, todo lo que valga la pena va a tener opositores. No creas que el cumplir la voluntad de Dios te garantiza una vida sin dificultades y proyectos sin obstáculos. Vivimos en un mundo controlado por el pecado. Los sentimientos de envidia, resentimiento, amargura y odio tienen lugar en el corazón de nosotros, los seres humanos. En Gálatas dice: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: (...) enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, (...), envidias, (...) los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Santiago 3:14 y 16 nos dice lo siguiente: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad. (..) Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa". En otra versión dice que el orgullo es una mentira que oculta la verdad y que donde hay rivalidad y celos, hay confusión.

Todos los seres humanos pecamos y somos propensos a dejar crecer raíces de celos, amargura y envidia en nuestro corazón. Todos somos propensos a ser enemigos del otro. La diferencia radica en alimentar este sentimiento o pedirle a Dios que nos de la fuerza para vencerlo. La biblia dice que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra fuerzas espirituales malignas. Tus enemigos no son otros seres humanos, tus enemigos son las fuerzas malignas que pueden estar controlando sus vidas y sus pensamientos. Dios puede cambiar el corazón de quienes desean tu mal, nunca dejes de ponerlos en oración ni te olvides de poner tu corazón en manos de Dios, para que cuide tus pensamientos y no deje que crezcan en tu corazón raíces de amargura.

Quizá sentís que el concepto de guerra está relacionado con alguna situación que te rodea y que nada tiene que ver con decisiones y sentimientos humanos. Quizá hoy te toca convivir con la perdida, la enfermedad o el desempleo. Quizá hoy te toca convivir con un pecado del cual no estás pudiendo alejarte. Si este es tu caso, déjame decirte que, aunque a veces podemos sentir que los problemas que enfrentamos son imposibles de resolver, contamos con Dios, con su presencia, con su ayuda y con su cuidado. No debemos tener miedo. Nada es imposible para Dios. Cuando Dios está con nosotros, podemos enfrentar ejércitos con confianza.

Pidamos a Dios que proteja nuestro corazón y elimine el temor de nuestras vidas. Que nos cubra con su perfecto amor que echa fuera el temor y que nos permita sentir su cuidado en todo momento. Pidamos no solo que aleje de nuestras vidas a los enemigos y nos proteja de ellos, sino también que cuide nuestros corazones para no convertirnos en enemigos de los demás. Que Dios hoy quite de nuestro corazón todo rastro de celos y envidias y que nos limpie.

Gracias Dios porque siempre estás dispuesto a ser nuestra ayuda en momentos de temor y de dificultad. Aunque un ejército acampe contra nosotros, confiamos en Ti.