La generosidad

La creación nos muestra cómo es nuestro Dios, y una de esas características es la generosidad. Él no escatimó en lo que hizo. Su iniciativa generosa no dependía de lo que el ser humano hiciera, solo consideró la condición de nosotros como beneficiarios de todo lo que Él estaba haciendo.

Esta es una de esas cualidades que tienen las personas que verdaderamente son generosas: Nunca están pendientes de lo que hacen los otros, solo ven lo que los demás necesitan.

Hoy en día creemos que llegamos a ser generosos cuando entregamos una moneda a una persona que creemos que se la merece en la calle; cuando en realidad, Dios nos mostró que la generosidad es hacer el bien, según nuestras posibilidades, a todos sin esperar nada a cambio.

Piensa sí, en todo lo que hoy Dios te ha entregado, estás siendo generoso o simplemente estás dando lo que te sobra. Si estás dando algo que te cuesta, será la gran diferencia. Estás imitando lo que hace este mundo caído o estás imitando a nuestro Señor Jesús, que entregó todo, hasta su propia vida, sin esperar nada a cambio.

La generosidad nos lleva a crecer y acercarnos a ser verdaderos imitadores del Señor Jesucristo.

Oremos:

Gracias, Señor, por ser tan generoso conmigo y por enseñarme a ayudar generosamente a los demás, sin importar como puedan responder a ello. En tu precioso nombre te hemos orado, amén y amén.