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UNIDOS A CRISTO

Pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo (Efesios 2:13 NTV).

Antes de tener una relación personal con Dios, teníamos una gran enemistad con Él. Por causa del pecado los seres humanos estamos lejos de Dios. Mientras vivimos en el pecado, la Biblia afirma que estamos muertos espiritualmente; lejos de la vida que Dios da, y sin esperanza. Y así permanecemos, hasta que por medio del arrepentimiento de los pecados y de la confesión de que Cristo es Señor y Salvador, por la sangre de Cristo nuestros pecados son lavados y perdonados; llegando entonces a estar justificados de toda falta y puestos en la correcta relación con Dios por la obra de Cristo.

Antes estábamos lejos de Dios por causa del pecado, ahora estamos cerca de Dios porque Cristo pagó el precio por el pecado. Estamos cerca de Dios no porque seamos moralmente buenos, o porque nuestras obras sean buenas. Es que Cristo Jesús nos ha salvado y nos ha llevado al Padre.

A partir de ese momento, en el que aceptamos que Jesús hizo lo que nosotros no podíamos hacer y nos identificamos con Él, estamos unidos a Cristo, estamos en Él. Obramos en Él, y Él obra a través de nosotros. Lo imitamos a Él, porque fuimos llamados a ser semejantes a Él en todo. El Padre nos mira en Cristo y nos halla en Él.

Entender la unión con Cristo es entender que cuando Él fue a la cruz, yo estaba yendo con Él. Que cuando Cristo fue crucificado, mi viejo hombre estaba siendo crucificado con Él. Que cuando Jesús murió, yo estaba muriendo con Él. Que cuando Cristo fue resucitado, yo estaba siendo resucitado con Él.

La unión a Cristo nos abre las puertas al entendimiento y conocimiento de todas aquellas bendiciones, responsabilidades y ocupaciones que adquirimos por causa de la relación personal con Dios que ahora disfrutamos por medio de Cristo.