Unidos a CristoMuestra
UN SOLO CUERPO EN CRISTO
“Nuestra fe no es una fe solitaria, es una fe comunitaria”. Suelo utilizar esta frase para recalcar la importancia de las relaciones interpersonales dentro de nuestra fe en Cristo.
Así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros (Romanos 12:5 NBLA).
Los primeros creyentes experimentaron esta verdad en los inicios de la Iglesia después del ascenso de Jesús al cielo. Quienes habían creído en Jesús como su Señor, eran añadidos a la Iglesia, a la comunidad de creyentes que tenían todo en común. No sólo estaban unidos a Cristo, sino que, además, ahora estaban unidos al resto de creyentes.
Si estamos hablando de la unión en Cristo, jamás debemos pensar que lo estamos como personas aisladas de los demás. Esto es algo que no vemos que haya sucedido en la Iglesia primera con los apóstoles. Y actualmente, no es algo que se considere como sano para la fe de un nuevo creyente.
Una de las bendiciones de esta unión a Cristo es que a su vez hace posible que estemos en estrecha relación con otros. Todos los que estamos unidos a Cristo nos relacionamos mutuamente porque formamos parte Él. Cristo es la cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, y nosotros, somo los miembros que conformamos ese cuerpo.
Un solo brazo no es un cuerpo; un ojo no es un cuerpo. Un solo bloque no forma una casa. Bloque sobre bloque forman una columna, y varias de estas columnas soportan un techo. De la misma manera, cada creyente es una piedra viva que forma parte de una edificación espiritual. La Iglesia está formada por aquellos que está unidos a Cristo, y su propósito es reflejar lo que Dios es y de esa manera darle gloria.
Es verdad que la relación entre los seres humanos puede llegar a ser difícil, y esto debido a nuestra imperfección. La Biblia nos habla sobre lo complicadas que pueden ser estas relaciones interpersonales, pero también nos aconseja sobre el diseño de Dios para que estas funcionen y cumplan su propósito.
Jesús mismo oró por quienes habían creído y por quienes habíamos de creer, pidiendo al Padre una cosa: que seamos uno. Que podamos estar unidos entre nosotros los creyentes, así como Él está unido al Padre.
El deseo del corazón de Dios es que seamos uno en Él, y que esa unidad sea como la unidad de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Escrituras
Acerca de este Plan
Saber que estamos unidos a Cristo debe ser uno de los primeros conocimientos que debemos adquirir en nuestra vida de fe. El saber que estamos unidos a Cristo debe ser el fundamento de cualquier desarrollo espiritual en nosotros. Todo beneficio que podamos experimentar en la vida cristiana tiene como base el hecho que estamos unidos a Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Christian Chiluisa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/capellan.chris/