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Si hay una cosa acerca de estudiar 2 Corintios que me ha desafiado personalmente, es que Pablo no huye de las relaciones difíciles. Nos adentraremos en esto más adelante, pero los Corintios tenían algunos problemas con Pablo, y que él no llegara cuando dijo que llegaría era uno de ellos. Pero Pablo antes de lanzarse a dar una explicación de sus actos, primero establece su corazón hacia ellos.

La iglesia no le había respondido bien a Pablo en 1 Corintios. Timoteo, ministro colaborador con Pablo, había visitado a los Corintios después que Pablo escribió esa carta, reportando problemas significativos, asuntos morales, creencias corrompidas y conflictos personales, por mencionar algunos. Como resultado Pablo parte de Efeso a Corintio para lidear con los corintios en persona, a lo cual él se refiere en 2 Corintios 2:1-2 como una "visita con tristeza".

El texto de hoy revela que los corintios habían cuestionado los motivos de Pablo por no ir. Aunque él los amaba mucho, un grupo de oponentes había alborotado la iglesia de Corintio, incitando duda acerca de la verdadera y sincera naturaleza de la devoción de Pablo. Insertaré aquí que, para mí, esto es lo peor. Odio ser malinterpretada, especialmente en una situación donde realmente he dado la milla extra, sacrificado, defendido, y me he expuesto por alguien. No estoy diciendo que esto me sucede a menudo, pero cuando sucede lucho con dos decisiones básicas: 1. ¿Confío en el Señor mi reputación, descansando en mi conciencia limpia ante Él (v. 12)? 2. ¿Puedo continuar amando aquellos que me han acusado?

No es positivo usualmente cuando alguien te dice que estás a la defensiva acerca de algo. Nosotros podemos pensar que la única respuesta cristiana es mantenerte en silencio y nunca defendernos (Proverbios 9:8 dice "No reprendas al insolente"). Pero a veces explicar tus acciones no solo es apropiado, si no vital para la relación. ¿Así que como saber si te debes defender o no? Aquí está una prueba de fuego que uso: Si defenderme está motivado por auto-protección y caracterizado por orgullo, enojo, miedo o justicia propia, lo más probable es que venga de mi carne. Mientras, si defenderme está motivado por amor hacia la otra persona y caracterizado por claridad, humildad, amabilidad y sinceridad, entonces viene del Espíritu. Nota que, a través de la carta de Pablo, claramente se defiende a sí mismo, no por su bienestar propio, sino por amor a los corintios.

¿Cuál es tu reacción automática cuando eres malinterpretado o acusado falsamente?