Viviendo Para Las Recompensas EternasMuestra

El Tribunal de Cristo

Una vez que una persona acepta a Cristo como su Salvador, entonces esa persona tiene la oportunidad de cumplir los propósitos de Dios en la tierra y ser recompensada en la vida eterna. Esto se conoce como el Bema de Cristo, o el Tribunal de Cristo.

A diferencia del juicio del gran trono blanco, el tribunal de Cristo NO es un juicio para salvación. No se trata de un juicio de condenación tampoco. De hecho, las únicas personas que podrán tomar parte en el Bema de Cristo somos los hijos de Dios. Sin embargo, sí se trata de un momento en el que seremos evaluados de acuerdo a lo que hayamos hecho con lo que Dios nos dio y de acuerdo a las motivaciones que nos impulsaron.

La palabra griega “Bema” significa literalmente un lugar elevado, un peldaño o plataforma; se trataba en aquellos tiempos de un tribunal, como el de un juez que daba una sentencia o un juez que evaluaba la legalidad de una competencia olímpica y premiaba a los atletas vencedores.

En el tribunal de Cristo, entonces, Jesús mismo nos va a recompensar, nos va a reconocer por las buenas obras que hayamos hecho. El misionero que llevó el Evangelio a otras personas, el pastor que predicaba la Palabra a su congregación semana tras semana.

Pero, ¿sabes algo? Las recompensas no son sólo para misioneros o pastores. Jesús dijo “quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa”. Entonces, cuando enseñas en el ministerio de niños, cuando acomodas autos, das la bienvenida a los visitantes, acomodas las sillas del auditorio, abres tu casa para un grupo de crecimiento, en todos estos casos, Dios no pasa por desapercibido tu servicio.

Ahora bien, para recibir la recompensa de Jesús, no basta con hacer las buenas obras. Es necesario hacerlas con la motivación adecuada. Jesús confrontó a los líderes religiosos de su tiempo que hacían buenas obras, como orar, dar su diezmo y mucho más, pero lo hacían con la motivación equivocada: lo hacían para recibir la admiración de los demás.

Aplicación: ¿Estás viviendo tu vida consciente de que un día tendrás que dar cuenta de todo lo que te ha sido encomendado? La realidad del Tribunal de Cristo debe inspirarnos a darlo todo para Él.