Viviendo Para Las Recompensas EternasMuestra

Esta tierra no es tu hogar permanente.

Como seres humanos, estamos aferrados a la idea de vivir para siempre. Por eso construimos casas, invertimos en nuestro retiro, adquirimos seguros y cuidamos nuestros cuerpos lo mejor que podemos. Trabajamos incansablemente para hacer de nuestro tiempo en la tierra el más seguro y cómodo posible.

Sin embargo, desde el día en que abrimos los ojos a este mundo, Dios le da vuelta al reloj de arena de nuestra vida y, a partir de ese momento, comienza nuestra cuenta regresiva. No quiero sonar fatalista con esto, pero nuestros días están contados y solamente Dios sabe cuánto tiempo más estaremos aquí.

Santiago, el medio hermano de Jesús lo puso de esta manera: La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma (Santiago 4:14). Entonces, ¿cuál es el aprendizaje que podemos sacar de esta realidad? Que tu verdadero hogar NO está en esta tierra. Tu verdadero hogar está al otro lado de la eternidad. ¿Qué son 80 o 100 años comparados con una eternidad? Un granito de arena en una playa kilométrica interminable.

El día que te toque partir, te enfrentarás con 2 preguntas cruciales:

• ¿Dónde y con quién pasarás tu eternidad?
• ¿Cómo pasarás tu eternidad allí?

En este plan de lectura, vamos a responder esas 2 preguntas en los días subsiguientes. La primera tiene que ver con tu salvación y la segunda tiene que ver con las recompensas que vas a recibir por tu servicio a Dios en la tierra.

Por tanto, cuando te enfrentes con pruebas de salud, retos económicos, cosas descompuestas, sistemas fallidos y muchas otras cosas imperfectas, recuerda que estás del lado más corto de tu existencia. Nada en este mundo funciona como debería ya que el pecado lo ha estropeado todo.

Pero recuerda que lo que Dios tiene planeado para ti en la eternidad es algo infinitamente más grande y majestuoso: la Biblia enseña que el Cielo es un lugar donde no habrá más llanto, ni dolor, ni enfermedad. Tendremos cuerpos nuevos, un trabajo que hacer y, sobre todo, estaremos ante la presencia perfecta y abundante de Dios todo el tiempo.

Aplicación:

Cuando te enfrentes a pruebas desafiantes en tu vida, recuerda que lo que Dios tiene preparado para ti en la eternidad es verdaderamente glorioso en comparación a lo actual.