Tres Naranjas: La Voluntad De Dios Para TodosMuestra

Mi testimonio

El verano entre el segundo y tercer año de escuela media superior, trabajé en un supermercado empacando comestibles. Allí había una cajera que yo pensaba que era muy bonita. Ella era cristiana.

Una noche, ella fue a un concierto, y algo la impulsó a compartirme de Cristo por teléfono. Mientras la escuchaba entendí que yo iba directo al infierno. Comencé a llorar en el teléfono. Más tarde esa semana, fuimos a casa del pastor de jóvenes de su iglesia, y él me explicó cómo tener una relación con Cristo. Le dije que si hacía eso , confiar en Cristo para mi salvación, perdería a todos mis amigos. De cualquier manera, sabía que necesitaba a Cristo en mi vida, así que incliné mi cabeza y oré algo así: «Señor, sé que he pecado muchas veces. Confío en que tu muerte en la cruz fue el pago por mi pecado. Te pido que perdones mis pecados y que me limpies de ellos» (si nunca has dado este paso, te animo a que ores esas mismas palabras con todo tu corazón en este momento). En Romanos 10:9, Pablo dice: «Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo».

Esa noche mi vida fue cambiada para la eternidad, pero tomó más tiempo para que mi estilo de vida se emparejara con mi nuevo corazón.

Finalmente, fui con un grupo de la iglesia a una semana juvenil y fui enderezado para siempre. Recuerdo haber llorado al ver a mis amigos pasar al frente. Durante mucho tiempo había pensado que «He decidido seguir a Cristo» era solo una canción para campamentos. Esa semana descubrí que era una decisión.

Dios inició una relación conmigo durante esos años basado en su amor y no en mi desempeño. Ese fue el paso inicial para conocer su voluntad para mi vida.

La relación con Dios es el fundamento de todo lo que sigue en su voluntad. ¿Cómo es tu relación con Dios? ¿Has confiado en Cristo para ser perdonado y convertirte en hijo de Dios? No te estoy preguntando si mentalmente has reconocido que Jesús es el Hijo de Dios. Te estoy preguntando si has confiado en Él como tu Salvador, y si has dependido de Él para reconciliarte con Dios. Si no, ¿por qué esperar?

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