Si Dios Me Perdonó, ¿Quién Soy Yo Para No Perdonarme?Muestra
“Pero si tú amas a Dios y le pides perdón, y si tú y tu familia dejan de hacer el mal, entonces no tendrás que avergonzarte, y podrás vivir sin ningún temor. Olvidarás tus sufrimientos por completo, y si acaso los recuerdas, será como recordar cosas sin importancia. Tendrás una vida muy feliz. ¡Tus pesadillas más horribles, se convertirán en dulces sueños! Vivirás en paz y protegido por Dios; dormirás confiado y lleno de esperanza, sin miedo a nada ni a nadie, y muchos querrán ser tus amigos. Pero los malvados no podrán escapar: sus ojos se irán apagando, hasta que les llegue la muerte” (Job 11:13-20 TLA)
Padre Bueno y Rey Soberano: Gracias por traer a mi vida la convicción de tu perdón inmerecido, si tú me perdonas, ¿quién soy yo para no perdonarme? ¿O qué poder tiene otro para condenarme?
Poder vivir libre de una conciencia pecaminosa y abrazar tu gracia, es lo que llena mis pensamientos de esperanza porque, aunque mi pasado haya sido traumático, difícil, con sufrimiento a causa de mis malas decisiones, hoy gracias a Cristo y su obra en la Cruz, tengo la esperanza de un mejor futuro; al saber que soy perdonada, aceptada y amada por mi Dios y mi Padre Celestial, lleno de misericordia y bondad, puedo ser feliz.
Cuán liberador es reconocer mi pecado, recibir tu perdón y heredar esa paz que supera todo entendimiento; al llegar la noche puedo dormir plenamente, libre de toda preocupación y ansiedad porque hoy mi vida, depende total y absolutamente de ti.
Gracias Señor, por mantenerme humilde y dispuesta hacia ti, al poder sin vergüenza ni temor, reconocer mi propia limitación y mi necesidad de ayuda y guía divina.
Es mi oración Señor, que toda dureza y terquedad de mi corazón desaparezcan, y que día a día con humildad yo te busque con un corazón enseñable, dispuesto a recibir de ti la instrucción que necesito, la revelación que transforma mi fe y mi vida entera.
Hoy te pido con todo mi corazón, que aumentes mi fe y quites mis temores, que tu bendición cubra mi vida y mi familia.
En el precioso nombre de Jesús. Amén
Escrituras
Acerca de este Plan
El perdón es la gracia de reconciliarnos con nosotros mismos y es fundamental para poder perdonar a los demás. Gracias a la obra todo suficiente de Jesús en la Cruz a favor nuestro, podemos reconciliarnos con nuestro pasado, con nuestra historia, con las victorias y las derrotas, con aquello que forjó nuestro presente. Esto es fundamental. Porque si no nos reconciliamos con nosotros mismos no perdonaremos a los demás.
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