Si Dios Me Perdonó, ¿Quién Soy Yo Para No Perdonarme?Muestra
El perdón es la gracia de reconciliarnos con nosotros mismos y es fundamental para poder perdonar a los demás.
Gracias a la obra todo suficiente de Jesús en la Cruz a favor nuestro, podemos reconciliarnos con nuestro pasado, con nuestra historia, con las victorias y las derrotas, con aquello que forjó nuestro presente.
Esto es fundamental. Porque si no nos reconciliamos con nosotros mismos no perdonaremos a los demás y viviremos siempre mendigando misericordia en los lugares menos indicados.
Gracias a Cristo, cuando nos reconciliamos con nosotros mismos la vida ya no está impregnada de heridas, sino de cicatrices, esas orgullosas cicatrices de guerra que hablan de lucha y de la victoria en Cristo. Luchas que describen una vida, que cuentan una historia y encierran una gran enseñanza.
Lo maravilloso es saber que nuestras luchas, fracasos y victorias Dios las recibe en el trono de Su gracia, como olor grato y agradable ante Él, porque en ellas reconocemos nuestra necesidad y total, y absoluta dependencia de Su amor y gracia.
… “En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento” (Efe. 1:7-8).
Escrituras
Acerca de este Plan
El perdón es la gracia de reconciliarnos con nosotros mismos y es fundamental para poder perdonar a los demás. Gracias a la obra todo suficiente de Jesús en la Cruz a favor nuestro, podemos reconciliarnos con nuestro pasado, con nuestra historia, con las victorias y las derrotas, con aquello que forjó nuestro presente. Esto es fundamental. Porque si no nos reconciliamos con nosotros mismos no perdonaremos a los demás.
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