Como Cristianos… Ayudamos A La Gente… A Ir Al CieloMuestra

A ir al cielo

Como cristianos... ayudamos a la gente. Muchos se quedan allí, pero Dios no solo tiene ese propósito... deberíamos ayudar a la gente... a ir al cielo.

Es cierto que hay momentos en los que «sembramos» lo que alguien más va a regar; pero la meta final de nuestra ayuda debería ser eterna, no temporal. Primero, debemos satisfacer la necesidad. Pero luego deberíamos arriesgarnos a decir: «Lo ayudé hoy porque Jesús me ha ayudado mucho. Él quiere ayudarlo también, mucho más que este abrigo o estos comestibles. ¿Puedo hablarle acerca de Jesús, y de cómo conocerlo?». Si la persona te dice que no, agradécele y dile que vas a estar orando por ella (y luego hazlo). Si dice que sí, está lista para escuchar más acerca de por qué la ayudaste. Cuéntale la historia de cómo comenzaste a confiar en Jesús, e invítala a hacer lo mismo.

Uno de los ministerios más llenos de vida de nuestra iglesia es un centro de ayuda que cuenta con un armario y una despensa. Con Scotty Sanders al timón, este centro ha ganado reconocimiento local por su impresionante servicio. Un premio declaró que nuestro ministerio era la mejor despensa caritativa de la ciudad, secular o religiosa.

¿Qué sucede en el armario y en la despensa? Un miembro de la iglesia recibe a las personas que llegan al centro y las ayuda a escoger con dignidad lo que necesitan de ropa y de comestibles. Después, otro voluntario les comparte el plan de salvación. Algunas personas responden: «Gracias, pero no gracias», y eso está bien. Pero otras —más de 1000 personas al año— entran al Reino de Dios debido a que alguien les demostró el amor de Dios a través de las cosas temporales, y luego les dijo cómo podían ser salvos eternamente. Decenas de miles están en el cielo hoy porque, antes de dar su último aliento en esta Tierra, un cristiano los ayudó y los amo lo suficiente como para decirles por qué.

Si un hermano no tienen ropa y carece del sustento diario, y uno de ustedes les dice: «Vayan en paz, caliéntense y sáciense», pero no les dan lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve?.

Algunas personas solo quieren predicar y otras solo quieren servir. ¡Pero necesitamos ambas: servir y predicar! ¡La combinación de las dos genera un impacto real y perdurable!

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