El engaño de SatanásMuestra

La integridad de Dios es cuestionada

La estrategia de Satanás consistía en destruir la armonía que mantenía a Dios, Adán y Eva en perfecta unión. Atacó la confianza que era indispensable para su relación. Este enemigo de Dios engañó a Eva formulando cuidadosamente su conversación con ella, sugiriendo que la confianza en la Palabra de Dios y en su integridad no era crucial. Cuando Adán y Eva dudaron de la veracidad de las palabras de Dios, se obstruyó el flujo de su vida divina a su creación humana.

Sin confianza, no puede haber relación, así que la alienación sustituyó a la relación. El miedo sustituyó al valor. La enfermedad sustituyó a la salud. La agitación sustituyó a la paz. La carencia sustituyó a la abundancia. La vergüenza sustituyó a la dignidad. La división sustituyó a la unidad. La separación sustituyó a la igualdad. La segregación de las clases sociales, la dominación de los hombres sobre las mujeres, de los ricos sobre los pobres, de los fuertes sobre los débiles y todas esas desigualdades sustituyeron a la amorosa interdependencia mutua que la familia humana había disfrutado cuando caminaba con Dios. Todo lo que había sido creado para funcionar en armoniosa perfección se fracturó.

Adán y Eva eligieron creer la mentira de Satanás en vez de la verdad de Dios. Ese fue el pecado original, un golpe catastrófico para la humanidad que cortó el flujo de vida entre las personas y Dios. El deterioro y la muerte iniciaron la obra de destrucción física y espiritual. El pecado de la duda, o desconfianza, separó a Adán y Eva (y, en consecuencia, a toda la raza humana) de Dios y de su vida. Puesto que Dios es el Autor de la vida, donde su vida no está presente, reina la muerte.

El engaño de Satanás condujo a lo que llamamos la caída de la humanidad. Separada de la vida de Dios, la humanidad se sumió en la penumbra y las tinieblas de la muerte. Esta insidiosa infección contaminó a toda la raza humana a través de Adán y Eva, y de todos los miembros de la familia humana. Todos, por lo tanto, han pecado, y la cosecha de ese pecado es la muerte.

Muerte es la palabra utilizada en las Escrituras para describir tres tipos de separación: en primer lugar, la separación espiritual de Dios. Las personas que están alejadas de su Creador y de su vida, están muertas espiritualmente. En segundo lugar, la muerte es la separación del cuerpo del espíritu. En tercer lugar, está la segunda muerte, que es la separación eterna de Dios. Los que pasan a la eternidad sin aceptar la invitación de Dios a entrar en relación con Él, experimentan la muerte segunda. Pero la muerte no fue idea de Dios. Por eso, Él proporcionó un camino de regreso a Sí mismo a través de su Hijo, Jesús; en Él, hay vida.

Gracias, Dios, por abrir un camino de regreso a ti. Señor Jesús, hoy recibo tu vida abundante.