La VidMuestra

Tiempo regular en las Escrituras

Imagina que existe un Dios. Y este Dios es completamente bueno y perfectamente sabio. Este Dios creó todo el cosmos: las galaxias, las estrellas de mar, las leyes de la física, las abejas y las mitocondrias. Luego creó a los seres humanos, no para oprimirlos, sino para amarlos. E incluso cuando esos humanos y todos los que vinieron después se rebelaron contra Él, Dios les dio todo lo que necesitaban saber sobre Él y sobre sí mismos. Utilizó autores humanos para escribir este registro perfecto sobre Él, y quiere que todos tengan acceso a este registro —la Biblia— porque a través de ella nos transforma amorosa y activamente, y revela nuestro propósito.

Por supuesto, sabemos que esto es cierto. Después de todo eso, ¿te imaginas tener acceso a la Biblia y no leerla?

La realidad es que, aunque muchos de nosotros tenemos acceso a la Biblia (las Escrituras), ya sea en un ejemplar físico o en nuestros teléfonos, olvidamos que es un medio primordial a través del cual nos comunicamos con el Creador perfecto del cosmos. Dios nos dice en la Biblia que las Escrituras nos son dadas para hacernos crecer (2 Timoteo 3:16-17) y protegernos (Efesios 6:17). Los primeros cristianos creían que la Escritura era tan vital que la leían inmediatamente para asegurarse de que lo que se les predicaba era correcto (Hechos 17:11).

¿Recuerdas la invitación de Jesús a permanecer? Es una invitación a estar en comunión con Él a través de la lectura de Su Palabra. Hacemos esto por nuestra cuenta porque Jesús nos busca como individuos. Pero también lo hacemos con una comunidad de otros creyentes para asegurarnos de que estamos creciendo en la misma dirección. Piensa en tus propios hábitos de lectura de la Biblia. ¿Sabes por dónde empezar tu tiempo personal en la Palabra? ¿Te sientes unido a un grupo de creyentes con los que puedes estudiar la Biblia?

Oración

"Dios, gracias por elegir revelarte en las palabras perfectas y eternas de las Escrituras. No tenías que ser tan generoso para mostrarnos quién eres Tú y quién soy yo. Ayúdame a aceptar Tu invitación a permanecer en Ti a través de Tu Palabra. Muéstrame cómo crecer en mi comunidad a través de la lectura de Tu Palabra con otros creyentes".

Explora a tu ritmo

La próxima vez vamos a ver el otro hábito necesario en la vida de todo creyente: la oración. Si quieres avanzar, echa un vistazo a Mateo 6:9-13.