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Intercesión alineada con el corazón de Dios

Una de las experiencias de intercesión más memorables que he tenido fue durante un tiempo de intercesión por la nación de Guatemala. Nuestro equipo recibió la frase «sonidos de liberación» del Salmo 32:7. Empezamos a tocar y cantar diferentes melodías mientras orábamos, sonidos de liberación para cantar sobre la nación. En un momento dado, oí un ruido retumbante. Escribí rápidamente en mi diario: «¿Ruidos retumbantes en Guatemala?». No entendía lo que estaba oyendo. Entonces, el Señor empezó a mostrarme territorios que el enemigo había reclamado para sí y que el pueblo de Guatemala pronto volvería a tomar para gloria de Dios. El estruendo era el sonido de la gente corriendo para hacerlo.

Al mismo tiempo que empecé a cantar lo que veía, nuestro baterista tocó un sonido grave y retumbante. ¡Estaba oyendo lo mismo que yo! ¿No es genial? ¡Nunca se nos habría ocurrido a nosotros! Juntos declaramos y cantamos lo que estaba por venir, estando de acuerdo con el corazón de Dios para su pueblo en Guatemala.

Cuando adoramos, estamos continuamente de acuerdo con Dios sobre quién es Él. Cuando intercedemos, ¡estamos de acuerdo con lo que Él dijo que haría! La palabra «intercesión» procede del griego palal, que significa intervenir, interponerse o mediar. Cuando intercedemos, intervenimos y nos ponemos en medio en favor de los necesitados. La intercesión es mucho más sencilla de lo que creemos.

Cuando oramos el Padrenuestro, nuestro propósito es tender un puente entre el Cielo y la Tierra. Entonces, ¿cómo intercedemos? En primer lugar, infórmate sobre el tema o las personas que piensas elevar al Señor en oración. Después, pregunta al Espíritu Santo qué tiene que decir sobre el tema. A medida que Él te revele cómo piensa y siente, permítete pensar y sentir de la misma manera. En tercer lugar, asóciate con otros hermanos y hermanas en la oración y la intercesión.

No hay razón para suplicar, rogar o decir todas las palabras correctas al interceder. La elocuencia o la intensidad de una oración no afectan a que Dios escuche nuestras oraciones. Decir la Palabra de Dios de acuerdo con Él lo mueve, independientemente de nuestros sentimientos, circunstancias e incluso de nuestros talentos. Se nos ha invitado a compartir sus deseos para su pueblo y a interceder amorosamente por los que Él ama.