[Recordado para siempre] El pueblo de DiosMuestra
Regalar todo
En la vibrante ciudad de Corinto, en el corazón de la antigua Grecia, prosperaba una comunidad de creyentes devotos. Estos individuos, mencionados en Romanos 16, fueron compañeros y colaboradores del Apóstol Pablo. Sus vidas no estuvieron marcadas por la ambición personal sino por una dedicación inquebrantable al evangelio de Jesucristo. Al explorar sus historias, descubrimos una verdad profunda: aquellos que son recordados para siempre son aquellos que dan sus vidas por el bien del evangelio.
Timoteo, uno de los asociados más queridos de Pablo, estaba entre esta asamblea de almas fieles. Su relación trascendió la amistad. Timoteo era el hijo espiritual de Pablo. Esta conexión ejemplifica la belleza de la tutoría dentro del camino cristiano. A medida que profundizamos nuestra fe, también debemos buscar oportunidades para nutrir y guiar a otros, tal como lo hizo Pablo con Timoteo.
Lucio, Jasón y Sosípater, personas de diferentes orígenes y regiones, encontraron puntos en común en su fe. Su diversidad nos recuerda que la familia de Dios trasciende las fronteras culturales y sociales. Estamos llamados a abrazar y apoyar a nuestros compañeros creyentes, independientemente de nuestras diferencias.
La mención de Tercio despierta nuestra curiosidad. ¿Por qué la carta de Pablo llevaría su nombre en lugar del nombre del apóstol? La respuesta está en el esfuerzo colaborativo detrás de la creación de las Escrituras. Pablo dictó y Tercio transcribió fielmente. El breve reconocimiento de Tercio en Romanos recuerda a innumerables personas que contribuyen silenciosamente a la obra del reino de Dios. Podemos encontrar nuestro lugar, ya sea en el centro de atención o detrás de escena, para promover la misión de Dios.
Se menciona también a Gayo, recordándonos el poder transformador del Evangelio. Fue la primera persona que Pablo ganó para Cristo en Corinto, y evolucionó hasta convertirse en un anfitrión misericordioso para toda la Iglesia. Su historia nos enseña que nuestro camino de fe no termina con la conversión; eso es solo el comienzo. Estamos llamados a abrir nuestros corazones y hogares a nuestros hermanos en la fe, fomentando un sentido de pertenencia y unidad.
Erasto, el tesorero de la ciudad de Corinto, demostró que el Evangelio podía penetrar incluso en los niveles más altos de la sociedad. Como cristianos, aspiramos a llevar nuestra fe a cada faceta de nuestras vidas, incluidas nuestras funciones en el gobierno y el liderazgo. El ejemplo de Erasto subraya la importancia de la influencia divina en puestos de autoridad.
Cuarto, nos recuerda que nuestra identidad va más allá de nuestros nombres y títulos. Al igual que Cuarto, debemos esforzarnos por lograr la humildad y la sinceridad en nuestro servicio a Dios y a los demás. Un nombre puede tener un significado, pero nuestras acciones definen nuestro legado.
Recuerda que tu vida algún día se resumirá en una frase, tal vez en tu lápida o en un obituario. ¿Qué quieres que diga esa frase? Que sea un testimonio de una vida entregada al servicio de Cristo, tal como aquellos recordados para siempre en Romanos 16. Que tu legado sea uno de fe, devoción y un profundo amor por la Palabra de Dios.
Acerca de este Plan
Hay quienes son recordados para siempre en la carta de Pablo a la Iglesia en Roma y a quienes nos rodean. Al promover la unidad, dar nuestras vidas y priorizar los elogios, nosotros también podemos dejar un legado digno de recordar.
More
Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://houstonsfirst.org/