RaícesMuestra

SEMILLA EN PEDREGALES

Antes que nada, ora a Dios y pídele que te hable por medio de este devocional, ora por la persona que Dios puso en tu corazón en el día 2. También que te enseñe sus verdades, y que use este medio para bendecir tu vida, para que te hable y siembre en tu corazón una palabra de vida que crezca y se fortalezca con el tiempo, por medio de su palabra.

“Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y en seguida brotó porque la tierra no era profunda. Y cuando salió el sol se quemó y, porque no tenía raíces, se secó" (Marcos 4:5-6).

“También los que son sembrados en pedregales son aquellos que, cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de poca duración. Entonces, cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, enseguida tropiezan” (Marcos 4:16-17).

Lee primero Daniel 3

Quizás muchos no hemos experimentado verdadera persecución como en un país de oriente donde nuestros hermanos en la fe comparten el Evangelio en un mundo hostil para ellos, y tienen que caminar con cuidado porque si se dan cuenta podrían caer en la cárcel o incluso perder la vida. Así era el caso de estos muchachos en Babilonia. Primero que nada, debemos saber que ellos estaban en una nación ajena, perdieron su identidad, les cambiaron el nombre al llegar a esta nación. En esta nación había creencias ajenas, costumbres ajenas, rituales ajenos, comidas ajenas, y son obligados a ser parte de estas costumbres, rituales y creencias, y si no perderían su vida en el horno de fuego.

En nuestra época, hablando en un contexto de occidente donde no hay tanta persecución, pero no estamos lejos de esta realidad. Vivimos en un mundo que nos quiere obligar a ser parte de costumbres, rituales y creencias ajenas, estamos siendo adoctrinados con ideologías y pensamientos que no van de acuerdo con lo que Dios nos enseña por medio de la Biblia. Y si no te inclinas ante estos pensamientos, te tachan de intolerante, homofóbico, retrógrada, o peores palabras que no voy a escribir porque no vale la pena mencionar, pero estoy seguro de que has escuchado eso y peores cosas. Y es que nosotros no pertenecemos a esta nación, a esta tierra.

1 Pedro 2:11-12

Pero Dios nos llama a seguir el ejemplo de Ananías, Misael y Azarías, que no doblaron rodilla, o como Daniel que no se dejó contaminar con absolutamente nada de ese mundo babilónico, y aunque nos tiren a un horno de fuego, o a un pozo lleno de leones hambrientos, tenemos que saber que no vamos a estar solos ahí, que el Espíritu de Dios siempre va a estar ahí con nosotros. Y aunque no nos rescate de ese horno, sabemos que es parte de su plan.

Por ejemplo, Esteban, no fue salvado de esa pedrada, pero fue parte del propósito de Dios para que su evangelio se esparciera por todo lado. Puede que pases por una tribulación o por una persecución por causa de su palabra, pero Dios no abandona a sus hijos, y pase lo que pase él tiene el poder de sacarte o no de allí.

Hechos 7:54-60

Entonces te animamos a que tus raíces en Dios no sean cortas si no que empiecen a crecer a medida que profundizas en su palabra, para que puedas sostenerte fuerte y nada que venga haga que te caigas o te seques.

Efesios 3:17-19

Te animamos a que estés preparado, no en tus fuerzas, si no en Cristo, que profundices y tengas una relación íntima con Dios, para que cuando venga la tribulación o persecución puedas sostener tus creencias y convicciones, y aunque eso te traiga consecuencias, te sostengas muy fuerte de Dios, usando su Palabra para defenderte y Dios te recompensara. Porque cuando hablamos del Evangelio buscamos hacer el bien, el hablar el Evangelio es amar a los demás para que escuchen, incluso los que nos odian o persiguen.

1 Pedro 3:13-17

Te invitamos a escuchar "Uno Más" de TODOS PARA UNO y reflexionar sobre lo que acabas de leer.

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR

“Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes será avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo. Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien—si eso es lo que Dios quiere—¡que sufrir por hacer el mal!” (1 Pedro 3:16-17).