La Voluntad De Dios Se Trata De DiosMuestra

¿Cuándo provee Dios?

La mayoría de nosotros creemos que Dios provee, pero pensamos que su puntualidad no es muy buena. Si Él suple lo que su voluntad requiere, entonces ¿cuándo lo hace? Déjeme sugerir tres situaciones en las que puede contar con que Dios proveerá.

Primero, Él provee cuando su nombre y su gloria van de por medio; cuando el asunto se trata claramente acerca de Él, no de nosotros. David escribió en los Salmos: «No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu fidelidad». La voluntad de Dios, se trata de Dios; y entre más rápido lleguemos a entender eso, mejor. Jesús enseñó a sus discípulos a orar para que venga el reino de Dios, que se haga su voluntad y declarar que suyo es el reino, el poder y la gloria por siempre (Mateo 6:9-13). Para Dios es muy importante su propia gloria, y puedes contar con que proveerá cuando su provisión señale a su gloria.

Segundo, Dios provee cuando caminamos en humildad delante de Él. Moisés era un hombre humilde. Se nos dice en Números 12:3 que Moisés «era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la superficie de la tierra». Cuando Dios habló con Moisés por primera vez para llamarlo, Moisés no respondió con una soberbia inflada, sino con humildad: «¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los israelitas de Egipto?». Cuatro veces Moisés alegó no estar a la altura, y cuatro veces Dios lo reconfortó con su provisión.

Dios quiere que le respondamos con humildad. Conoce nuestras limitaciones. Charles Stanley lo dice así: «Dios conoce nuestras limitaciones y suele colocarnos en situaciones que estiran nuestra fe mucho más allá de lo que pensamos que podemos soportar, Dios quiere desarrollar nuestra fe, y con el fin de hacer esto ¡nuestra fe debe ser probada!».

Finalmente, Dios provee cuando enfrentamos cara a cara nuestras deficiencias e inseguridades. Cuando sabemos el poco control que tenemos, cuando vemos lo escasos que son nuestros recursos, estamos listos para confiar en la provisión de Dios. La persona más valiente del mundo no es la que entierra su inseguridad, sino quien la enfrenta. Cuando tú y yo enfrentamos nuestras inseguridades y reconocemos delante de Dios que no tenemos lo necesario para avanzar, Él es pronto para suplir lo que necesitamos para hacer su voluntad.