A los invisibles y olvidadosMuestra

Ebed-Melec

Si hiciéramos una encuesta informal de cuántos sabemos quién fue Ebed-Melec, creo que menos del 5% de nosotros lo recordaría. Este era otro verdaderamente invisible. Su historia se encuentra en el libro de Jeremías:

“Y oyendo Ebed-melec, hombre etíope, eunuco de la casa real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna, y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín, Ebed-melec salió de la casa del rey y habló al rey, diciendo: Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad. Entonces mandó el rey al mismo etíope Ebed-melec, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y haz sacar al profeta Jeremías de la cisterna, antes que muera. Y tomó Ebed-melec en su poder a los hombres, y entró a la casa del rey debajo de la tesorería, y tomó de allí trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, y los echó a Jeremías con sogas en la cisterna. Y dijo el etíope Ebed-melec a Jeremías: Pon ahora esos trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, bajo los sobacos, debajo de las sogas. Y lo hizo así Jeremías. De este modo sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la cárcel" (Jeremías 38:7-13).

El rey Sedequías no hizo caso a las profecías de Jeremías cuando le consultó si debía o no rendirse a Nabucodonosor (Jeremías 38). De hecho, quien realmente valoró y temió a la palabra de Jehová, fue Ebed-Melec, un etíope extranjero y eunuco. Mientras que el pueblo escogido no escuchaba las palabras de los profetas que Dios les enviaba, un siervo extranjero entendió que Jeremías era un profeta del Dios viviente, y abogó por sacarle de la cisterna para que no muriese. No sólo habló a su favor ante el rey, también se encargó de buscar trapos para proteger sus brazos de rasparse con la soga.

En Ebed-Melec veo una segunda lección cuando nos sentimos insignificantes: confía en Dios y su Palabra. Él creyó la Palabra de Dios, cuidó del profeta, salvó su vida y en el proceso descubrió que para Dios no hay ninguno invisible. Ni extranjeros, inmigrantes, siervos o reyes, hombres o mujeres, adultos o niños. Por otro lado, a Sedequías le fue muy mal por no creer ni obedecer a Dios: mataron a sus hijos frente a él, le sacaron los ojos, quemaron la ciudad y derribaron los muros de Jerusalén. Irónicamente, los que dejaron permanecer en la ciudad fueron a los pobres que no tenían nada, ¡y les dieron viñas y heredades!

Verdaderamente: "Los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él" (2 Crónicas 16:9).

Los ojos de Jehová se fijaron en Ebed-Melec y le envió un mensaje a través de Jeremías por lo que hizo.

"Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes. Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová" (Jeremías 39:17-18).

¡Guau! ¡Imagina recibir un mensaje del Dios del Universo tan especial! Qué gran Dios servimos que mira a simples mortales.

A veces todo a nuestro alrededor grita que nada va a cambiar, que todo está perdido. ¿Cómo Dios va a bregar con las guerras, los temblores, las crisis mundiales, los cambios climáticos, las situaciones políticas y fijarse en mí para ayudarme a encontrar un trabajo en medio de tantas necesidades? Ebed-Melec estaba viviendo en tiempos inciertos también. Pero en medio de todo, le creyó a Dios, tuvo misericordia del profeta y a cambio, Dios salvó su vida.

Es difícil para nuestra mente humana comprender cómo Dios puede atender todo lo que sucede a nuestro alrededor y además vernos a nosotros. Sin embargo, su poder es infinito, a su vista no se escapa nada ni nadie. Cuando confiamos en Él y su palabra, Dios muestra su poder a nuestro favor. No eres invisible para Él. Aunque otros te olviden, Él nunca lo hace. Mira qué hermosas palabras de nuestro Dios sobre su pueblo, palabras que demuestran el amor y atención que tiene por sus hijos:

”Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia. Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros" (‭‭Isaías‬ ‭49‬:‭13‬-‭16‬, énfasis mío).

Recuerda, aun en medio de la incertidumbre, confía en Dios y su Palabra. Él no fallará y sobre ti fijará sus ojos, aunque otros no te vean.

Oración

Gracias por tu amor, Dios. Gracias porque no haces acepción de personas y ves a los más invisibles de este mundo. Gracias porque nunca te olvidas de mí. Que cuando tus ojos contemplen la tierra, y consideres mi vida, sea de tu agrado. Que aunque otros no crean tu Palabra o confíen en ti, puedas hallar fe en mi corazón. Dependo de ti. Confío en ti porque tú eres el Dios viviente. No hay nadie como tú, Padre. Ayúdame a esperar en tus promesas con alegría y esperanza, sabiendo que tú no fallas y que eres siempre fiel. Que cuando todo parezca inestable e incierto, tu palabra y verdad sean mi torre fuerte. Gracias por amarme. En el nombre de Jesús, amén.