A los invisibles y olvidadosMuestra
Introducción
Hace un tiempo, mientras esperaba por un vuelo en el aeropuerto, comencé a observar y escuchar a las personas a mi alrededor. Un bebé llorando, avisos por el intercom, una persona hablando demasiado duro por celular...Una gran variedad de sonidos, pero pronto todo se convirtió en sólo un bullicio. Entonces imaginé cómo sería para Dios escuchar el bullicio del mundo día a día, veinticuatro siete, por miles de años. Oraciones, quejas, canciones, llanto, sufrimiento, los sonidos de la naturaleza y todos los ruidos del mundo subiendo ante su trono sin cesar. Al pensar en todo eso, de repente mis oraciones y vida no parecen tan importantes.
¿Cómo puedo competir con todo lo que está pasando en el mundo? ¿Tendrá Dios tiempo para mí? ¿Qué importancia tiene mi dolor o mi problema en el trabajo, cuando hay tanto sufrimiento a mi alrededor? Niños huérfanos, pandemias, caos político y un mundo cada vez más ruidoso y en constante competencia por nuestra atención: “Mírenme, hice esto, comí lo otro, mira qué bien bailo, sígueme”, etc.
Hay tanto bullicio y distracciones que es realmente abrumador. Ante todo eso, muchas veces nos sentimos invisibles, olvidados y como una pulga en las Amazonas. A pesar de tanta conectividad y medios sociales, estudios revelan que el aislamiento y la soledad se han convertido en una epidemia. Incluso, podemos llegar a pensar que para Dios también somos invisibles.
Los amigos poco a poco desaparecen, nadie nos considera, no somos parte del club de los "espirituales" y dudamos que a Dios realmente le interese nuestra situación particular. En teoría, sabemos que no es así, pero las circunstancias y el bullicio del mundo opacan la verdad haciendo que nos hundamos en una desesperación silenciosa.
Pensando en todo esto, allí en la terminal del aeropuerto, comencé a tararear una canción a Dios e inmediatamente el Espíritu Santo trajo una historia a mi mente. Dios usó esta historia para recordarme que Él tiene un interés particular por los invisibles y olvidados de este mundo. Que Él es tan poderoso que puede sostener al mundo en su mano y atender aun a aquellos que los demás desestiman.
¿Alguna vez te has sentido así? ¿Invisible y olvidado? Es posible que sientas insuficiencia ante todo lo que compite por recibir reconocimiento. ¿Qué podemos hacer cuando sentimos que ni Dios mismo se interesa en nosotros?
Este devocional nos enseñará que para Él no hay invisibles. Leeremos sobre cuatro “invisibles” que fueron visibles para Dios y los consejos que podemos aprender de ellos cuando nos sentimos invisibles y olvidados.
Comenzaremos con la historia que Dios trajo a mi mente en el aeropuerto y descubriremos que Dios sigue siendo el Viviente que nos ve.
Oración
Padre, te pido que hables a mi corazón a través de tu Palabra. Que tu Espíritu Santo llene cada espacio de mi mente, que mi corazón sea como tierra buena para recibir la semilla que quieres sembrar en mi vida a través de este devocional. Ayúdame a siempre reconocer que soy visto, conocido y amado por ti. En el nombre de Jesús, amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
A pesar de tanta conectividad y medios sociales, estudios revelan que el aislamiento y la soledad se han convertido en una epidemia. Incluso, podemos llegar a pensar que para Dios también somos invisibles. Este devocional se centra en cuatro “invisibles” que fueron visibles para Dios y los consejos que podemos aprender de ellos cuando nos sentimos invisibles y olvidados.
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Nos gustaría agradecer a Apertura812 por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://karenlie.wixsite.com/apertura