¿Y, qué tal tu convicción?Muestra

Cuando el Señor hace un milagro en nuestras vidas, ya sea espiritual, físico, económico, emocional, familiar o cualquier otro, mi convicción comienza a desarrollarse. Así como mi cuerpo físico necesita fortalecerle a través del ejercicio, mi vida espiritual tiene que ser fortalecida a través de mis disciplinas espirituales para que mi convicción no se debilite.

Hay varias cosas que pueden dañar mi convicción, y una de ellas es la DUDA. Porque a pesar de haber recibo un milagro de parte de DIOS, la duda hace que mi fe sea como las ondas del mar que son arrastradas por el viento de un lado a otro porque nuestra mirada pierde a Jesús. Y comenzamos a preguntarnos ¿Será que Dios me puede ayudar en este problema, en esta enfermedad, en esta situación difícil que estoy pasando?

Esto sucede porque nos enfriamos espiritualmente porque dejamos de orar, de leer su Palabra, de reunirnos y sobre todo dejamos de ADORAR A DIOS.

También puede ocurrir que comienzo a ser indiferente a las cosas del Señor, me da igual todo con respecto a mi vida espiritual y me olvido de lo que Dios hizo en mi vida al sacarme de situaciones difíciles. Y me vuelvo ingrato, y me conformo con migajas, cuando tengo un manjar en su Palabra y la desprecio hasta llegar a morir.

La solución es tan sencilla, pidámosle perdón Señor, renovemos nuestros votos delante de Él, seamos agradecidos de todo lo que DIOS ganó por nosotros.