La Raíz de la AmarguraMuestra

La Raíz de la Amargura

por Rocky Fleming

Identificar la fuente

La raíz de la amargura no viene naturalmente. Es como una enfermedad infecciosa que se introduce en un cuerpo sano, como una infección viral o bacteriana. Tiene un huésped, un culpable, un agresor para infectarnos. Es probable que este culpable sea una persona o evento que nos contamina con algún tipo de decepción o dolor. La ofensa puede o no ser intencional, porque las personas nos lastiman, nos enojan, nos decepcionan, nos traicionan, nos mienten, nos calumnian, conspiran contra nosotros y, al hacerlo, nos infectan con su propia raíz de amargura.

Es posible que no tengan la intención de hacer esto. Es posible que tu no tengas la intención de hacerlo. Pero ahí es donde comienza, y nos pasa a todos en algún momento de nuestra vida. No podemos estar exentos de esta infección. Desearía que no fuera así, porque me gustaría que todos mis seres queridos evitaran este dolor y este serio desafío en sus vidas. Lo que más me gustaría es no infligir estas heridas, pero lo he hecho y probablemente lo haré de nuevo sin darme cuenta, porque todos somos criaturas imperfectas que hieren y que somos heridas. No es el hecho de si va a suceder, porque nos va a pasar a nosotros.

Más bien, lo que es crítico es lo que hacemos con ella cuando sucede, porque un cuerpo sano luchará para rechazar cualquier infección que entre en él como una defensa natural. Puede que nos deprima durante unos días, pero al final gana un cuerpo sano. Pero no cuando una infección se incuba y se hace más fuerte porque no hay resistencia en un cuerpo que está débil o desnutrido. Lo mismo sucede cuando la raíz venenosa de la amargura echa raíces y entonces nuestra vida se enreda en ella. Esto es cuando el daño se abre paso a la superficie de nuestra vida e infecta a otros. Es entonces cuando se requieren cuidados intensivos para evitar que infecte a otros y propague la enfermedad. Se convierte en una prioridad.

Se dice que la amargura es la falta de perdón que ha fermentado. Es probable que esto se deba a que alguien nos ha quitado algo emocionalmente y no podemos recuperarlo. Queremos venganza, pero o no podemos extraerla o no lo hacemos y entonces arde dentro de nosotros. Inflamamos por dentro y la falta de perdón se incuba en amargura. Se hace más grande y nos justificamos más por cómo nos sentimos. Esto continúa siendo combustible para una llama venenosa y nociva dentro de nosotros y nuestra vida está corrompida por la amargura.

Hay una razón por la que perdonar, perdonados, perdón y perdonando se menciona hasta 150 veces en la Biblia. Es el esfuerzo de Dios perdonarnos nuestros pecados contra Él, y es el esfuerzo del discípulo de Jesús hacer lo mismo con las personas que han pecado contra nosotros. Requiere esfuerzo. No tiene que gustarnos, ni tener ganas de hacerlo. Por ejemplo, he tenido numerosas cirugías y medicamentos que me salvan la vida y que no tenía ganas de tomar ni los quería. Pero mi deseo de buena salud y de una vida libre de enfermedades lo requería. Lo mismo ocurre con el perdón.

Podemos sentirnos justificados por nuestro enojo porque alguien nos robó una parte emocional y al no conceder el perdón, de alguna manera, nos desquitamos de él o ella. Pero al verlo de esta manera, en lugar de obedecer a Jesús con la concesión del perdón, alimentamos esta falta de perdón en amargura, y es esta condición la que nos lastimará más de lo que cualquier persona puede hacerlo. No vale la pena y dará lugar a un fruto amargo que muchos reproducirán por nuestra influencia.

Para erradicar una raíz de amargura, necesitamos identificar la fuente que la inició y comenzar el proceso de perdón en este punto. Luego, la raíz muere de hambre y finalmente se seca. Hay algo de limpieza que abordaremos. Pero, debemos comenzar desde la raíz antes de que podamos lidiar con el fruto de la amargura. Mañana hablaremos más de ese fruto.