No te detengas

El título ya lo dice todo, no hay por qué hacerte esperar más, el tercer gran paso es: No te detengas, sigue intentando, si caes levántate y vuelve a intentar. El reino de Dios es una carrera de resistencia, no de velocidad. En este mundo, nunca llegarás a ser perfecto, para eso tenemos la esperanza de que un día seremos transformados, pero mientras estemos en este mundo debemos de continuar cada día.

El espejo puede ser cruel

Enfrentarnos a nosotros mismos no es tarea fácil. Muchas veces es doloroso explorar esas zonas, son zonas que tenemos escondidas, porque quizás hasta nos avergüenzan. Algunos podrían haber sufrido abusos, violencia, desprecio, entre otro montón de eventos desafortunados. Y eso quizás hoy hace que tengas dentro de ti pensamientos complicados o quizás te hacen reaccionar mal ante las personas. Quizás, alguno de los que leen esto no han podido aprender a amar de forma sincera, otro podría estar atrapado en un vicio o quizás simplemente arrepintiéndose todos los días de su forma de actuar. Pero es necesario ver hacia nuestra alma, buscar las cosas que no deberían estar ahí, tomar la decisión de sacarlas y comprometerte contigo mismo a no detenerte hasta lograrlo.

En Dios está la victoria

En mi angustia clamé al Señor y Él me escuchó. ¡Qué hermosa palabra! No debes rendirte, habrá días donde volverás a reaccionar como antes, pero debes de levantarte. En Dios, podemos hacer grandes cosas, en Dios podemos conquistar reinos, tapar la boca a los leones o pasar por el fuego sin ser quemados; pero primero, debemos de conquistarnos a nosotros mismos. Ese es el primer reino que debemos de vencer: nosotros mismos; para poder crecer en el Espíritu y ser instrumentos útiles en las manos de Dios.

No te pierdas el último día de este plan, donde haremos una oración guiada por la ayuda de Dios en medio de este proceso de transformación.