Sé una decisión

Dios le dio al hombre su semejanza, y por ende una gran capacidad e inteligencia. Dentro de las características hermosas que le dio Dios al hombre y a la mujer, fue la capacidad de pensar. ¿Esto qué significa? Significa que entre el estímulo y la respuesta, somos capaces de colocar una decisión. Te pongo un ejemplo, si molestas a un tigre, de seguro te atacará. Si te molestan a ti, el instinto seguro también dice "atacar"; pero como eres una creación especial de Dios, puedes detenerte, pensar y luego reaccionar.

Así también, al darnos cuenta de que parte de nuestra forma de ser es un resultado (estímulo), podemos incluir una decisión y cambiar el giro de nuestro comportamiento (respuesta). La Biblia dice que Dios nos da una característica que es de vital importancia para este proceso: Dominio propio, también conocido como templanza.

El dominio propio en práctica

Tener dominio propio es la capacidad de no reaccionar sin pensar, significa que tú controlas tus impulsos y no ellos a ti. Significa que hay en nosotros una fuerza mayor que la de nuestra propia carne. Pero esta capacidad debe ser ejercitada. Es como un músculo, entre más la ejercites, más fuerza tendrá con el tiempo. Pero te miento si te digo que podrás solo. Lo cierto es que necesitarás muchas veces de una fuerza sobrenatural para lograr vencerte a ti mismo. Muchos piensan que su mayor enemigo es Satanás, pero no; el mayor enemigo de nuestras vidas como hijos de Dios, es nuestra propia carne.

La fuerza proviene de Dios

Entonces, ¿cómo lograrlo? ¿Cómo puedo vencerme a mí mismo? La respuesta es, con la ayuda del Espíritu Santo. Cuando Jesús resucitó y se fue de esta tierra, dejó en su lugar la presencia de Dios mismo, la cual habita en el corazón de cada hombre o mujer que ha creído que Jesús es el Señor y Salvador y lo ha invitado a gobernar su vida. El Espíritu de Dios, nos analiza, nos guía, nos consuela, nos da fuerza y hasta intercede por nosotros delante del Padre Celestial. Así que, si el primer paso importante era darse cuenta de que tenías cosas que cambiar, el segundo gran paso es darte cuenta de que no podrás por tus propios medios. Necesitas la fuerza que viene de Dios para poder vencerte a ti mismo y comenzar ese gran cambio en tu vida.

Sigue adelante con el plan, vamos a ver en el siguiente día, el tercer paso importante para lograrlo.