RestáuranosMuestra

"Restaurando relaciones" (Pr. Emanuel Mammana).

“Ni yo te condeno”.

Es importante tener presente el contexto para comprender lo que pasa. Los escribas y fariseos, hombres conocedores de las leyes judías, traen a una mujer “sorprendida en adulterio”; piden para ella aplicar la ley que contemplaba la pena de muerte (Lev.20:10).

Los líderes religiosos, hombres malos, utilizaron a esta mujer como arma contra Jesús. La presentaron como una pecadora delante del Maestro, pero ignoraron su propio pecado en el asunto. Ellos claramente veían las faltas en otros, pero eran ciegos a sus propios errores. Jesús extiende gracia sobre la mujer y lanza una frase para los detractores de la misericordia divina: “aquel que esté libre de pecado…”, se fueron todos, acusados por su propia conciencia, no quedó ninguno. Sólo la mujer, humillada, maltratada, seguramente traicionada y Jesús. Él tampoco condena, Él trae perdón, gracia y oportunidad. Ella necesitaba saber que Dios la perdonaba.

Es ese mismo perdón el que hoy está sobre nosotros. La misma gracia y perdón que nosotros debemos dar. Hoy es un día para experimentar la misericordia de Dios en nuestras vidas, pero mejor es experimentar la misericordia de Dios sobre la vida de alguien más. Para los que están en Cristo Jesús ya no hay condenación.

ORACIÓN

Jesús, que hoy pueda vivir tu gran amor hacia mi vida, y te pido la oportunidad de hablarles a otros de tu perdón y favor hacia ellos. Hoy es un día para demostrar tu misericordia a otros.