Cristo es nuestra Pascua Muestra

LA SALVACIÓN ES SOLAMENTE EL COMIENZO: Jesús, el cordero pascual.

Esta fiesta anunció a Cristo. Jesús es el cordero pascual sin mancha.

Una noche quiso compartir lo que sería la última cena con sus discípulos, antes del sacrificio. Y les habló de un nuevo pacto: “Tomó un poco de pan y dio gracias a Dios por el. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Esto es mi cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí». Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre, la cual es derramada como sacrificio por ustedes.” Es el mismo del que habló Jeremías cuando dijo: »Se acerca el día—dice el Señor—, en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y de Judá.”

Jesús tomó lo que se conoce como un Matzá, un pan sin levaduras que tiene perforaciones, símbolo de los clavos en sus manos y piernas, y de la lanza en su costado; también tiene rayas, símbolo de los latigazos que recibió en su espalda.

Con ese Matzá, está profetizando el camino al calvario, que está ubicado en el monte Moriah, o de la calavera. Calvario es el lugar donde el templo fue construido, la tierra donde Dios habló a Abraham y le pidió que sacrificara al hijo de la promesa, el hijo de la profecía. Le pidió que lo llevara hasta el lugar que le iba a mostrar y lo sacrificara ahí.

El monte Moriah, era el lugar donde Abraham casi sacrifica a su hijo cuando de repente Dios le manda a decir que no lo haga. Dios nunca quiso a Isaac, siempre lo quiso a el. Sabía que lo amaba, y por eso puso a un carnero cerca para el sacrificio. Fue el primer cuadro de la muerte sustituta del Señor Jesucristo.

Isaac dijo: “Aquí está la leña y el fuego: ¿dónde está el sacrificio?” Y Abraham contestó: “Dios proveerá de un cordero”. Y así lo hizo.

No hay manera de ser salvos aparte de la sangre derramada de Jesús sustituyendo la nuestra.

Antes tenían que tomar un hisopo y poner la sangre en los postes de la puerta. Ahora debemos creer solamente. Esa fe es como el hisopo que acepta el sacrificio de Jesús y nos hace libres.

Para pensar: ¿Aceptas que el sacrificio de Jesús sustituyó al tuyo?

Oración: Gracias Señor por tu sacrificio tan grande por amor a mí. Acepto ese amor y te pido que me ayudes a que mi vida sea una respuesta a tu obra extraordinaria en mí.

En tu Nombre de Jesús. Amén.