[Recordado para siempre] Cuatro cualidades de una mujerMuestra

El amor de una madre

En medio del clamor de la fama fugaz y los elogios superficiales, hay una historia que se destaca, a menudo eclipsada pero profundamente resonante. Es una narrativa que nos empuja a reconsiderar lo que realmente importa, instándonos a apreciar tanto los grandes gestos como los actos silenciosos y firmes del amor. Esta no es la historia de un héroe reconocido o un líder célebre. Se trata de la madre de Rufo, una mujer cuya gentil influencia y cuidado inquebrantable moldearon profundamente a una de las figuras más importantes del cristianismo.

Puede que Rufo le suene a algunos. Su padre, Simón de Cirene, fue el hombre sacado de la multitud para llevar la cruz de Jesús. ¡Imagínate las conversaciones de sobremesa en su casa! Sin embargo, no es solo el acto de Simón lo que es digno de mención. Hay un detalle conmovedor sobre la madre de Rufo que merece nuestra atención.

En Marcos 15:21, se nos presenta a Rufo como el hijo de Simón, pero es en Romanos donde encontramos un tributo conmovedor. Pablo, el apóstol que escribió gran parte del Nuevo Testamento, se refiere a la madre de Rufo como si fuera suya. ¡Qué honor! Esto sugiere que ella extendió amor y cuidado maternal a Pablo, tal vez cuando se sentía solo, cansado o necesitado.

Muchas de ustedes son madres, abuelas, tías o hermanas. Algunos de ustedes tienen hijos espirituales, incluso si no tienen hijos biológicos. La historia de la madre de Rufo muestra el poder de la maternidad espiritual. Su nombre puede perderse en la historia, pero su impacto es eterno. Es un testimonio de las innumerables mujeres cuyos nombres tal vez nunca sepamos, pero cuya influencia da forma a generaciones.

La Iglesia, en toda su gloria, debe mucho a la dedicación y el amor de sus mujeres. Hay un diseño divino dentro de ti, un espíritu nutritivo y compasivo que el mundo necesita desesperadamente. Los hombres también se benefician de la sabiduría y el cuidado de las mujeres en sus vidas. Tu valor no está determinado por el volumen de los elogios que recibes, sino por la profundidad de tu impacto. Puede que no seas el centro de atención, pero tu influencia puede dar forma al destino.

Al concluir esta serie devocional, desafiémonos a nosotros mismos: ¿A quién puedes mostrar amor hoy? ¿Cómo puedes ser un faro de esperanza y cuidado en la vida de alguien? Recuerda, cada acto de amor resuena en la eternidad, no importa cuán pequeño sea. Abraza la plataforma que Dios te ha dado, no solo en días especiales, sino todos los días, para hacer una diferencia en su reino.

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