[Recordado para siempre] Cuatro cualidades de una mujerMuestra

Héroes anónimos

En el vasto tapiz de la historia cristiana, hay nombres que brillan intensamente y luego están aquellos que trabajan incansablemente detrás de escena, sus contribuciones a menudo pasan desapercibidas. Uno de esos nombres es María de Romanos. No la Virgen María o María Magdalena, sino una María de Roma, que personificaba el trabajo duro y la dedicación.

En su Carta a los romanos, Pablo especifica: «Saludad a María, que ha trabajado mucho por vosotros». Esta simple afirmación dice mucho. La dedicación de María, aunque era habitual, tuvo un impacto poco común. Es un testimonio de la idea de que nunca se capta realmente el efecto dominó de la fidelidad rutinaria.

A lo largo de la historia cristiana, nuestros cimientos han sido fortalecidos por innumerables héroes anónimos. Piensa en todas las personas que hacen posible los servicios de la iglesia: los que se encargan de los aspectos técnicos, los que garantizan la seguridad, los que preparan refrigerios o los que enseñan estudios bíblicos. Si bien el centro de atención a menudo brilla sobre unos pocos elegidos, el esfuerzo colectivo de muchos realmente marca la diferencia.

Considere la «Tumba del Soldado Desconocido» en Washington, D.C. Custodiada desde 1937, llueva o truene, se erige como un tributo a aquellos cuyos sacrificios permanecen en el anonimato. La inscripción en la tumba dice: «Aquí descansa, en honrada gloria, un soldado estadounidense conocido solo por Dios». Este sentimiento refleja el de María y el de muchos otros en nuestro camino de fe. Su dedicación puede ser conocida solo por Dios, pero no por eso es menos significativa.

Recuerda que ser conocido por Dios es el más alto honor. Seguir a Cristo no se trata de elogios o reconocimiento, se trata de compromiso y fidelidad inquebrantables. Desafiémonos a nosotros mismos para reconocer y honrar a los héroes anónimos en nuestro medio. No se trata de quién nos conoce o reconoce, se trata de ser conocidos por Dios y dejar que él guíe nuestro camino. Su fe ordinaria puede conducir a un impacto extraordinario. Acéptalo. Al igual que María, puedes dejar una huella indeleble con tu dedicación y servicio.

La Biblia está llena de historias de personas que desempeñaron papeles cruciales entre bastidores, como María. Desde la viuda que dio su último granito de arena a la tesorería del templo, demostrando una profunda fe, hasta las mujeres que apoyaron el ministerio de Jesús con sus propios medios, sus historias nos recuerdan que cada acto de servicio, por pequeño que sea, tiene valor a los ojos de Dios. Nuestro valor no está determinado por el aplauso del mundo, sino por nuestra fidelidad al llamado de Dios.

Así que, a medida que avanzas en tu vida diaria, recuerda a María. Recuerda su dedicación, su arduo trabajo y su fe inquebrantable. Deja que su historia te inspire a servir con pasión y compromiso, sabiendo que estás marcando la diferencia a los ojos de Dios. Tu servicio es importante ya sea que estés en el centro de atención o detrás de escena. Deja que tu vida sea un testimonio del poder de la fe ordinaria que conduce a un impacto extraordinario.