[Recordado para siempre] Cuatro cualidades de una mujerMuestra

Cuando los nombres no definen el destino

En un mundo donde los nombres a menudo dictan el destino, dos mujeres, Trifena y Trifosa, se atrevieron a desafiar sus etiquetas y grabar un legado en las historias de la fe. Estas mujeres, posiblemente hermanas, se mencionan brevemente en Romanos, pero su historia es un profundo testimonio del poder transformador de la fe inquebrantable.

Sus nombres, Trifena y Trifosa, se traducen como «preciosa» y «delicada», respectivamente. Tales nombres pueden evocar imágenes de opulencia, lujo, comodidad y tal vez incluso fragilidad. Pero aquí está el giro: en lugar de estar a la altura de estos nombres, eligieron un camino menos transitado. Se dedicaron a un arduo trabajo en el servicio del Señor. Se convirtieron en contradicciones vivientes, desafiando las expectativas de la sociedad de ser fieles a su fe y a sí mismas.

¿Fueron nombradas estas hermanas por su delicada apariencia cuando eran bebés? ¿Pertenecían acaso a una clase acomodada, con nombres que reflejaban una vida de lujo? La Biblia no proporciona estos detalles, pero sus acciones hablan más fuerte que cualquier historia de fondo. Priorizaron las recompensas eternas sobre las terrenales.

Su historia resuena con la de Moisés. Criado en la grandeza del palacio del faraón, Moisés tomó una decisión que cambiaría para siempre su destino. Se alineó con el pueblo de Dios, abandonando los placeres efímeros de la realeza. Al igual que Moisés, Trifena y Trifosa eligieron los tesoros eternos por encima de los placeres efímeros. Eligieron una vida de servicio en lugar del lujo.

Entonces, ¿qué lecciones podemos extraer de la vida de estas dos mujeres? En primer lugar, el reino de Dios funciona con principios muy diferentes de los del mundo. En las manos de Dios, lo que a menudo vemos como «pequeño» o «insignificante» puede producir resultados que desafían la comprensión humana. En segundo lugar, nunca debemos permitir que las etiquetas o expectativas sociales dicten nuestro servicio a Dios. Trifena y Trifosa, a pesar de que sus nombres sugerían lujo, sirvieron con diligencia y pasión. Nos recuerdan que nuestra verdadera identidad está anclada en Cristo, no en las etiquetas fugaces de este mundo.

¿Estamos permitiendo que las expectativas sociales o las limitaciones percibidas dicten nuestro servicio a Dios? ¿O estamos, como Trifena y Trifosa, eligiendo ser fieles a nuestro Maestro y a nuestro auténtico yo, incluso si eso significa desafiar el status quo? ¿Dónde te has permitido ser retenido debido a las opiniones de los demás?

Es crucial recordar que nuestros antecedentes, nombres o estatus social no influyen en Dios. Él valora nuestros corazones. Con un corazón genuinamente rendido a él, las posibilidades son infinitas. Dejémonos inspirar por Trifena y Trifosa, elijamos el significado eterno sobre el reconocimiento mundano fugaz. Al hacerlo, que realmente vivamos una vida de propósito e impacto.