Creciendo en La FeMuestra

Creciendo en las promesas

Rompiendo cadenas generacionales.

El versículo 18 nos ofrece una promesa maravillosa que nos da la certeza de que, si buscamos a Dios, tenemos fe y actuamos con buen juicio, podemos romper las cadenas generacionales.

Podemos liberarnos de vidas sin sentido y absurdas que han sido heredadas de nuestros antepasados. 1 Pedro 1:18-19 dice: "Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto".

Debemos doblar nuestras rodillas, creer en Dios, en su Palabra, tener paciencia y luchar la batalla con Dios a nuestro lado, Él está dispuesto a pelear las batallas por nosotros día a día. No es suficiente sentarse frente a las redes sociales o la televisión, debemos orar, estudiar su palabra y desarrollar nuestra fe. Cuando nacemos de nuevo en Cristo a través del estudio de su palabra, menciona el apóstol Pedro: purificamos nuestra alma, amamos a nuestros hermanos, comprendemos que el amor verdadero es un deber sin fingimiento, y desarrollamos un amor fraternal sincero.

La Biblia tiene una particularidad única, sus líneas nos ofrecen valiosas lecciones una y otra vez bajo la inspiración del Espíritu Santo. Si lees todo esto y no vas a tu Biblia y la lees con intencionalidad, es como comer alimentos hechos puré. Debes conectarte con Dios y buscar la lección adicional en tu vida hasta que veas con claridad lo que Él tiene para ti.

La muerte de nuestro Salvador ha roto todas las maldiciones generacionales. Aunque desde niña he escuchado que si en tu familia son fracasados, así será por todas tus generaciones, esto no es verdad. No es por declaraciones de positivismo, ni porque todo lo podemos, sino por la sangre preciosa de Cristo Jesús. Tú y yo podemos declarar quebrantadas esas cadenas generacionales. Debemos creerlo y vivirlo, a pesar de que el enemigo nos susurre al oído y nos atormente hasta que claudiquemos y sigamos el mismo camino. Los problemas y las dificultades tienen la capacidad de ganar poder en nuestra mente y desplazar el poder de Dios de ella.

Hoy selecciona una promesa, subráyala y memorízala. Ora por esa promesa a Dios y explica por qué la elegiste.

Este devocional incluye fragmentos de mi libro "Las historias de la Biblia que nunca me contaron". Si deseas obtener más información sobre mí y el Ministerio que dirijo, puedes visitar nuestra página web. Luiselen González.