¡Anímate a Discipular!Muestra

DISCIPULAR ES COMPARTIR NUESTRAS VIDAS ARRAIGADAS EN LA PALABRA DE DIOS PARA HACER LAS BUENAS OBRAS QUE DIOS NOS HA ENCOMENDADO HACER.

Empecemos exponiendo qué no es discipulado. El discipulado no es un proyecto con fecha de caducidad, es un proceso. Lastimosamente, hemos reducido esta actividad al apegarnos a un programa de enseñanza bíblica ya establecido con el propósito de escalar en nuestro liderazgo. La Biblia nos enseña que es más que esto, es una forma de vivir, pues, ¿cuántas veces necesitamos ser estimuladas al amor y a las buenas obras? Muchas, sin duda.

El discipulado es una forma de vivir unos con otros, dentro y fuera de la iglesia local. Por eso, el versículo 25 del capítulo 10 de la carta a los Hebreos dice: «no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca». Esto significa que el discipulado es intencional, motivado por amor y fundamentado en la Palabra de Dios para formarnos unos a otros a la imagen de Cristo y para construir relaciones que durarán toda la eternidad.

El discipulado nos forma a todos porque toca dos lugares incómodos en el corazón: el orgullo y el egoísmo. Cuando discipulamos, como brevemente hemos mencionado, no lo hacemos para ganarnos un certificado de “discipuladoras” ni para alcanzar un récord de número de discípulos, es decir, no es para nuestra vanagloria viendo a los demás por debajo de nosotros. El discipulado no es tener reuniones para desplegar nuestro conocimiento, es para construir relaciones que ayuden en la madurez espiritual, es decir, para vivir lo que aprendemos.

Jesús nos enseñó qué es el discipulado: compartir nuestras vidas. Nos lo modeló a través de Su caminar presente y constante con sus discípulos. Jesús no solo estuvo enseñando con un vaso de agua en la mano sentado frente a frente de cada uno de sus discípulos, sino que les enseñó con Su vida, Sus palabras y Sus reprimendas necesarias mientras caminaba con ellos cada uno de sus días. Hoy, nosotras debemos hacer lo mismo. Discipular puede verse de diferentes formas: sentadas tomando un café y compartiendo la Biblia, ayudando a cocinar mientras hablamos de la Palabra, acompañándose a realizar diligencias mientras escuchan una alabanza, llorando y riendo juntas al recordar a Jesús. Este es el discipulado que trasciende hasta la eternidad.

• Aprende: ¿Qué es discipulado?
• Vive: Lee Hebreos 10:19-39. Responde: ¿De qué habla este capítulo? Subraya las actividades que podemos hacer unos con los otros. Escríbelas y examina cuántas de ellas ya haces y necesitas mejorar, o cuántas aún no haces. Termina orando.
• Lidera: ¿Qué relación de discipulado enseñas o has practicado? Evalúala.

Oración

Señor, gracias por hacernos parte del cuerpo de Cristo, gracias porque es en Tu Iglesia que crecemos a Tu semejanza. Ayúdanos a estimularnos a las buenas obras. Guíanos a realizar Tu voluntad de enseñarnos unas a otras Tu Palabra, compartir nuestras vidas y orar por nuestras necesidades de manera que te agrademos como T u pueblo. En Cristo, amén.