Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

Jacob es el tipo de hombre que recibe muchos títulos. Nieto de Abraham, embustero, estafador y un astuto hombre de negocios son sólo algunos de esos títulos. Todo eso cambió una noche en que se quedó solo y tuvo que luchar toda la noche con un ángel. La tenacidad de Jacob había crecido con los años gracias a su tío Labán y a sus muchos hijos, así que se negó a detener la lucha hasta el amanecer. En ese momento, el ángel quiso ser liberado, pero Jacob se negó a soltarlo hasta que lo bendijera. ¡Qué audacia! Y, sin embargo, el ángel hizo precisamente eso. Le pide a Jacob que diga su nombre (no porque no lo supiera) para que fuera consciente de quién era en realidad y de quién sería ahora tras encontrarse con Dios por sí mismo.

Jacob pasó de ser el hijo fugitivo de Isaac a convertirse en Israel porque se enfrentó a Dios y a los hombres y prevaleció. Es un gran elogio y una cualificación igualmente alta. Jacob fue transformado por su voluntad de forcejear con Dios e insistir en que lo bendijera. Eso es persistencia. Eso es una fe descarada.

Hazte las siguientes preguntas:

¿Tienes preguntas para Dios?

¿Has forcejeado con Él cuando has dudado o te has desesperado?

¿Le has pedido con valentía que bendiga tu vida?