Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

La sanidad a veces sucede de la noche a la mañana, mientras que otras veces se produce por etapas a lo largo de unos meses o incluso años. El Dios que sana es un Rey soberano que sabe qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. Si bien no podemos torcer su brazo para recibir sanidad a nuestra manera o a nuestro tiempo, podemos esperar en Él expectantes por nuestro milagro. La expectativa lo cambia todo porque es una invitación a que Dios haga cualquier cosa para que se cumpla su voluntad en nuestras vidas. Jesús podría perfectamente haber curado a este hombre de una sola vez, pero eligió un proceso de dos pasos. Involucró al hombre en su propia sanidad preguntándole si podía ver algo. El hombre fue honesto acerca de su vista parcialmente restaurada y entonces Jesús terminó lo que había empezado restaurando su vista completamente para que pudiera ver "todo claramente". Qué regalo involucrarnos en nuestro propio milagro. Asociarnos con el creador y sustentador del mundo para ver llegar Su Reino aquí en la tierra. No podemos nunca dar esto por sentado.

Hazte las siguientes preguntas:

¿De qué manera te ha involucrado Dios en tu milagro?

¿En dónde necesitas una restauración completa en lugar de una parcial?