Éxodo: Camino a La LibertadMuestra
Manos a la obra
Israel está a punto de iniciar con las tareas asignadas por Dios para la construcción del tabernáculo, destacan cuatro principios que al igual que para Israel, son fundamentales en nuestro caminar con Dios:
- Trabajo duro.
- Descanso.
- Generosidad.
- Excelencia.
Cuando el autor del Génesis menciona en el capítulo dos, que “Dios descansó”, utiliza el verbo Shabat, que podría significar “cesar” o “dejar de trabajar”. Esto tiene implicaciones liberadoras tanto en aquel tiempo como para el nuestro, porque nos enseña que, aun Dios, que no se cansa ni se fatiga, tomó una pausa después de seis días de trabajo para observar y contemplar todo lo que había creado.
Las culturas antiguas vivían esclavizadas por una cosmovisión de trabajo sin descanso, esto fue justamente lo que experimentó Israel en Egipto. Dios quería que su pueblo tuviera un día para descansar del trabajo físico, y que, además, encontraran reposo en él.
Un error común es pensar que el trabajo es consecuencia del pecado.
Aunque es cierto que, después de la caída Dios determinó que el hombre se ganaría el pan con el sudor de su frente, antes de eso, ya Dios había asignado tareas al hombre (Gen 2:15, 2:20). El trabajo es una bendición, porque Dios también trabajó y consideró que era bueno.
Aunque nuestro reposo no está en un día específico de la semana, sino en Cristo, que bueno es saber que Dios, además de tomarnos en cuenta para ser parte de su obra, también desea que descansemos, para así poder continuar desarrollando con excelencia la obra que nos ha encomendado.
¿Cómo podemos honrar más a Dios en los 4 aspectos que destacan en la lectura de hoy?
Oremos:
Padre Bueno, gracias por tomarnos en cuenta para ser tus manos y tus pies en la tierra. Ayúdanos para que podamos dar con generosidad y que tu obra se siga extendiendo en la tierra. Ayúdanos también, a que podamos hacer con excelencia lo que nos pides, y a recordar la importancia de hacer una pausa que renueve nuestras fuerzas.
Acerca de este Plan
Éxodo narra la historia de cómo Dios guió a su pueblo hacia la libertad luego de 400 años de esclavitud. La forma milagrosa en la que Dios rescató a Israel y lo condujo a través del desierto, debe animarnos a confiar en que, el mismo Dios que cuidó y proveyó para las necesidades de su pueblo, continúa cuidando y velando por sus hijos mientras atravesamos los desiertos de la vida.
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Nos gustaría agradecer a Coco Hernández por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.youtube.com/channel/UC8ugQ-sC7yrgblR1C0zvDBg