Éxodo: Camino a La LibertadEjemplo

Extender el Reino: Un trabajo en equipo

Llama de manera particular mi atención, la instrucción dada a los sacerdotes, para que fueran ellos los encargados de mantener encendidas las lámparas del Lugar Santo.

"La responsabilidad de mantener el candelabro encendido continuamente en la presencia del Señor dependía en gran parte de la planificación de los sacerdotes. Estos debían hacer una previsión del consumo diario, de tal manera que no faltara combustible para mantener el candelabro encendido".

Sin embargo, de la misma manera en que la construcción de tabernáculo, el arca, la mesa, el altar, así como todos los detalles y utensilios, se trató de un trabajo que involucró a todo el pueblo de Israel (Éx. 35:4-35), mantener las lámparas encendidas también sería un trabajo en equipo. Aarón y sus descendientes debían mantener las lamparas encendidas, pero sería el pueblo el encargado de suplir el aceite para ese fin, un aceite que se obtenía machacando aceitunas verdes en un mortero, lo cual demandaba trabajo y esfuerzo.

No debemos olvidar, que el corazón de Dios para que su misión sea llevada a cabo en la tierra, involucra a la totalidad de su pueblo, se trata de un trabajo en equipo. Nadie que tenga a Jesucristo como Señor puede decir: “no tengo nada para aportar”, en Jesucristo, a todos se nos ha equipado con algo que es necesario para el correcto funcionamiento y avance de su plan en la tierra.

Hoy en día es común ver dos extremos en la Iglesia:

I. Por un lado, están quienes tienen mentalidad de espectador. Piensan que todo es trabajo del pastor o del líder, y evitan a toda costa involucrarse en algún asunto relacionado al quehacer ministerial. Algunos reaccionan así porque piensan que no tienen para dar, lo cual es una mentira.

No importa si nos toca machacar aceitunas o mantener las lámparas encendidas, lo importante es hacer con amor, obediencia y excelencia lo que Dios nos ha pedido dar y hacer.

II. Por otro lado, están los que tienen mentalidad de goleador. Son los únicos que quieren brillar en la cancha, se les olvida que por más talentoso que sea el número 9, nunca podrá rendir al máximo, sin el esfuerzo y el trabajo de todo un equipo.

En el reino de Dios, cada miembro del equipo tiene algo para aportar en la cancha, que es vital para alcanzar objetivos comunes.

Así como Dios el Padre determinó quien haría que en el Lugar Santo, es Jesucristo nuestro Señor, quien determina que posición juega cada uno de nosotros en la iglesia. Hagamos lo que nos corresponde bien, de manera que, la luz de Cristo esté siempre alumbrando en la tierra.

En Cristo, la tarea sacerdotal no es de unos pocos, es de todos aquellos ponemos nuestra esperanza en él.

¿Qué podemos aprender del pueblo de Israel en cuanto al trabajo en equipo? ¿De qué manera estoy cumpliendo mi rol en el equipo de Dios en este tiempo?

Oremos:

Saber que nos tomas en cuenta para ser parte de tu equipo, es una muy buena razón para estar agradecidos todos los días. Si la sociedad nos dice que no servimos, el Evangelio nos recuerda lo útiles que somos para tus propósitos. Ayúdanos a tomar nuestra posición con gozo, valor y compromiso.