Resistiendo Hasta Alcanzar La Meta Muestra

El silencio de Dios

No ocultaré la verdad; como mencioné anteriormente, no es fácil creer que Dios obrará cuando has esperado durante mucho tiempo y Él permanece en silencio. Pareciera que no tiene ninguna prisa mientras tú te mueres de la ansiedad por la larga espera. Enfrentar el silencio de Dios ha sido la prueba más difícil que he tenido que superar, y en más de una ocasión, he llegado a preguntarme: ¿Habrá perdido interés en mí?

Incluso Jesús, al ser crucificado, experimentó el silencio de Dios cuando pronunció estas palabras: "Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: 'Elí, Elí, ¿lama sabactani?' Esto es: 'Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?'" (Mateo 27:46). ¿Por qué Dios permanece en silencio?

Esta semana que comienza se presenta llena de incertidumbre en mi vida, y seré brutalmente honesto con lo que quiero expresar: Siento un temor genuino al preguntarme cual será la voluntad de Dios para mi vida en esta circunstancia.

Aunque hemos visto en un versículo anterior que Dios promete que todas las cosas contribuyen para bien a aquellos que lo aman, reflexiono sobre si Job hubiera aceptado con optimismo si Dios le hubiera preguntado si estaba de acuerdo con la pérdida de sus hijos, posesiones y sufrimientos, confiando en que después todo estaría bien. ¿Quién desearía atravesar por la pérdida de sus seres queridos, sus posesiones o padecer una enfermedad de muerte? ¿Aceptaríamos su voluntad con una sonrisa genuina, siendo completamente honestos?

Job tenía comunión personal con Dios, es decir hablaba directamente con Él y expresó amargamente su descontento al punto de maldecir el día de su nacimiento: "¡Maldito sea el día en que nací! Maldita la noche en que anunciaron: “¡Fue niño!” ¡Que borren del calendario ese día! ¡Que nadie se acuerde de él, ni siquiera el Dios del cielo! ¡Que sea arrojado en las tinieblas y todos se olviden de él!" (Job 3:3-6).

Ahora, al hablar de ti o de mí, ¿podremos confiar en que todo estará bien? Sobre todo, porque esta promesa proviene de alguien a quien nunca hemos visto, ni tampoco hemos tenido una conversación directa con Él, como la tuvo Job. He orado por valentía, para poder aceptar Su voluntad, incluso cuando esta no sea de mi agrado.