Resistiendo Hasta Alcanzar La Meta Muestra

Atravesando el día malo

La Palabra nos instruye: "Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento" (Eclesiastés 12:1). Esta fue la exhortación que compartí con mis hijos al inicio de este año, instándolos a llevar una vida más cercana a Dios. Les hablé de que yo mismo atravieso días en los que puedo decir que no encuentro contentamiento en ellos y les aconsejé a que se acerquen a Dios mientras son jóvenes aun, para que no cometan los mismos errores que yo cometí.

Para ser honesto, me encuentro enfrentando una situación sumamente difícil y por un tiempo bastante prolongado, algo que ha puesto a prueba toda mi resistencia emocional. No puedo afirmar que he permanecido firme, confiando y esperando en la respuesta de Dios; hay días en los que siento una carga abrumadora y quisiera dormir todo el día y así no despertar viviendo el mismo problema; mi resistencia emocional se encuentra en el límite, y me cuestiono: ¿Dónde está Dios para socorrerme? ¿Por qué no responde a mis oraciones?

Cuando atraviesas por una situación difícil, es natural mirar hacia atrás y recordar un pasado que tal vez considerabas mejor. Me he preguntado, ¿por qué Dios permite que atraviese esta situación si cuando vivía en pecado, nunca pasé algo similar?

Siempre he escuchado el consejo de: "Suelta tus cargas al Señor y deja que Él haga la obra en tu vida". Aunque suena sencillo, siempre he dicho que es más fácil decirlo que llevarlo a cabo, o incluso creerlo. Puedo repetirme todos los días: "Señor, te entrego mis cargas", pero me pregunto con sinceridad si realmente "creo" que Él me ayudará.

Después de un tiempo prolongado esperando un cambio en las circunstancias, lo que más anhelo es ver materializado eso que estoy esperando, en lugar de solo imaginarlo. Me pregunto si, ¿estos pensamientos son exclusivos míos o si muchas personas han experimentado las mismas dudas y reflexiones?