La Infidelidad, La Autoestima & El PerdónMuestra

Día 8: ¿Qué puedo hacer ahora?

En este punto quizás ya has podido asimilar o aceptar lo que sucedió. Te has dado la oportunidad de sentir, de expresar y de asimilar. De modo, que una vez que miramos nuestras heridas, es tiempo de SANAR… muy seguramente tienes una o muchas heridas abiertas en tu corazón, sangrando, heridas que aún duelen, por esta razón al igual que cuando tenemos heridas en nuestro cuerpo físico y vamos con urgencia a un doctor o a un hospital, el siguiente paso es SANAR.

Sé que sientes que te rompiste en mil pedazos y quizás no sabes por dónde comenzar. Yo te diré la que considero es la mejor ruta de sanación. Éste es el mejor momento para ir en busca primeramente de quien te creó, de quien te soñó y de quien sin duda alguna tiene un propósito en tu vida. Él ya te hizo una vez y créeme que no le costará nada repararte, busca a Dios. ¿Cómo? Acá te dejo algunos consejos:

• Habla con Dios, pasa tiempo con Dios
• Elige bien las personas con las que hablas. ¿Qué aportan a tu vida?
• Elige la música que escuchas. ¿Escuchas música de despecho?
• Elige los libros que lees y lo que ves.
• Evita encontrar escape en el alcohol o en algún vicio, esto lo único que hará será distraerte y hacer aun más profundo tu dolor.
• Procura no alimentar odios ni rencores en contra de nadie.
• Visita lugares que te den paz (jardines, iglesias, parques).
• No abras puertas a personas del otro sexo (es un momento de sanación).

En otras palabras te diría, enamórate de Dios, conócelo como nunca antes lo has conocido. Dios es la única fuente de amor, allí comienza la sanidad porque “EL AMOR SANA”.

Al mismo tiempo identifica cuáles recursos tienes a tu alrededor que pueden ayudarte y también identifica cuáles necesitas buscar, quizás un terapeuta, un grupo de apoyo, un retiro de sanidad, en fin, entre más recursos tengas más rápido y efectivamente sanarás. De modo que, no esperes más y comienza a planificar tu proceso de sanidad.

Recuerda que el tiempo NO SANA, tú sanas al buscar recursos, cuando tomas decisiones para avanzar y sobre todo cuando te sueltas en los brazos de Dios, nuestro SANADOR.