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Él No Se Rinde ContigoMuestra

Él No Se Rinde Contigo

DÍA 1 DE 4




Él no se rinde en tus miedos

Esta historia me llama peculiarmente la atención, el profeta Elías venía de hacer una obra poderosa y sobrenatural para mostrar a todo Israel quién era el verdadero Dios, JEHOVÁ. Había hecho descender fuego sobre el altar de Jehová, luego de haber colocado agua, todo el pueblo creyó, y los profetas de Baal perecieron.

Al día siguiente de dicha muestra del poder de Dios, todo profeta tal vez se hubiera levantado feliz, con un sentimiento de victoria, de la plenitud de haber sido usado por Dios. Pero esa no fue la actitud de Elías, todo lo contrario, estaba atemorizado, ¿por qué? Porque una mujer poderosa, la esposa del rey de Israel, Jezabel, había lanzado el comunicado de que no iba a descansar si la cabeza de Elías no rodaba como rodó la de los profetas de Baal.

Imagina vivir en tal escenario, una persona con mucho poder iba a invertir todo su tiempo, todos sus recursos en buscarte y matarte, seguramente al igual que yo, estarás de acuerdo en que sería algo sumamente atemorizante.

Lo que me llama la atención es que Elías venía de hacer una obra fenomenal, sobrenatural, pero aún así tuvo miedo y HUYÓ. Sí, tal como suena, ¡después de todo lo que hizo, tuvo miedo y huyó!

No puedo dejar de identificarme con esta parte, cuantas veces después de ver la mano de Dios en mi vida de manera milagrosa, después de todos los testimonios y lo que pude ver, en ciertas situaciones, el miedo me invade ante el mañana.

Yo soy alguien que vive del ministerio y ¡si supieras cuántas veces quise salir corriendo para dedicarme en alguna carrera, porque simplemente sentía miedo del mañana!

Elías fue al desierto y la Biblia nos dice: “Se sentó con ganas de morir”. Elías se sentía totalmente derrotado, pensaba que era el final, sabía por el miedo que sentía, que se estaba alejando del lugar que Dios quería que esté.

¿Cuántas de las cosas que Dios te ha confiado estás dejando por causa del miedo? ¿Estás en “piloto automático” en tu vida sin avanzar hacia ningún lugar por miedo?

Yo sí estuve en esa condición, y Elías también, porque el miedo nos paraliza, nos hace agarrarnos de nuestra comodidad como nunca antes, siendo que deberíamos estar agarrados de Dios. El miedo nos hace huir, nos quiere hacer correr a nuestro lugar seguro, a donde no nos sentimos desafiados.

Algo que me vuela la cabeza es esto, ¡Elías simplemente se durmió en el desierto! ¿Y sabes qué es aún más loco? ¡Dios nunca dejó de cuidar de él! Todos los días iba un ángel a darle algo de comer, me imagino algo así:

• Psss Psss Elías despierta, es tiempo de comer…

(Elías se despierta, se queja un poco, come, se vuelve a dormir sin decir ninguna palabra).

La Biblia dice que esto ocurre dos veces. Qué lindos principios podemos extraer de este episodio.

Dios nunca dejó de cuidar a Elías, ni siquiera cuando estaba fracasado, rendido y derrotado en el desierto.

Dios no se rindió con él, lo cuidó y lo protegió. Porque antes que todo, Dios es un buen Padre, y un buen Padre cuida a sus hijos aunque estos no se lo merezcan.

Dios manda a Elías a ir al Monte Horeb, el cual tiene un significado Bíblico tremendo, ahí Dios se le apareció a Moisés, fue ahí que Moisés le dice a Dios “Muéstrame tu gloria”.

Elías le había fallado a Dios, se había alejado de Él, y parafraseando Dios le dice “Preséntate ahí que yo te voy a hablar”.

Seguramente Elías esperaba el mayor regaño de la historia, el castigo por su pecado, por haberse revelado a Dios por causa del miedo.

De repente vino un viento tan fuerte que rompía piedras, Elías habrá pensado: “De esta no me salvo, Dios me va a castigar” pero Dios no estaba ahí.

Luego vino un terremoto que hizo temblar todo, Elías habrá pensado: “De esta no me salvaré, acá muero”. Pero Dios no estaba ahí.

Luego vino un fuego que quemaba todo, Elías habrá murmurado: “Esta vez sí, es el fuego, la ira de Dios, me la merezco, Dios me va a consumir”. Pero Dios no estaba ahí.

Pero luego aparece “un suave murmullo” y Elías sí pudo sentir la presencia de Dios, se cubrió con su manto porque sabía que Dios estaba ahí.

Elías merecía ser consumido por el viento, por el terremoto y por el fuego, y Dios lo mandó pero sin consumirlo, ¿por qué? Porque Dios quería demostrarle que aunque Elías merecía todas esas tres cosas, Él decidía acercarse con un suave murmullo, como un Padre amoroso.

Dios le estaba diciendo, te mereces todo esto, fallaste, corriste, pero yo no me rindo contigo, todavía hay cosas que hacer.

Es que la mayoría de las veces merecemos un fuego que nos consuma, o un viento que nos lleve a cualquier lado, pero Dios sigue escogiendo el suave murmullo, su gracia, su perdón sobre nosotros.

Hoy, Dios quiere ir a buscarte de dónde estás, y abrazarte, no condenarte, hoy Dios quiere que vuelvas al lugar dónde Él te creó, hoy quiere abrazarte como un buen Padre.

Todavía hoy Dios no se rindió contigo.

PD: ¡Únete a nosotros en nuestra devoción diaria "Un Milagro Cada Día" y fortalece tu crecimiento espiritual! Suscríbete para recibir inspiración diaria que te ayudará a conectarte con lo divino en tu vida cotidiana. Agradecemos a Guillermo Gallo por escribir esta devoción significativa.

Día 2

Acerca de este Plan

Él No Se Rinde Contigo

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