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El imperio del mal

Escuché una enseñanza sobre el diablo que desafió mi forma de pensar, pero fue muy útil. El pastor dijo: "Satanás no es omnipresente como Dios". Eso significa que no puede estar en todos los lugares al mismo tiempo. En Job 1, leemos acerca de los ángeles presentándose ante el Señor. “El Señor dijo a Satanás: ‘¿De dónde vienes?’ Satanás respondió al Señor: ‘De vagar por la tierra y de ir y venir por ella'” (Job 1:7 NVI).

Entonces, aunque Satanás es un ser espiritual, está limitado por el tiempo y el espacio y sólo puede operar en un lugar a la vez. El pastor, sin embargo, dijo que Satanás tiene un ejército de demonios y secuaces, un imperio del mal, que lo ayuda en sus órdenes. En Efesios leemos acerca de una organización elaborada, toda ella dirigida a los habitantes de la tierra.

“Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los poderes de este mundo oscuro y contra las fuerzas espirituales del mal en los reinos celestiales” (Efesios 6:12 NVI).

El pastor dijo que si hemos sido atacados espiritualmente, con toda probabilidad, no fue el mismo Satanás, sino uno de sus demonios. Eso me dio una mayor sensación de fuerza con la idea de luchar contra demonios en lugar del propio Príncipe de las Tinieblas.

Sabemos por la Biblia que los demonios definitivamente existen. En Apocalipsis 12, se habla del diablo siendo arrojado a la tierra con sus demonios (o ángeles), y podemos suponer que estos demonios son una especie de seres o espíritus angelicales. En Marcos 5, leemos acerca de Jesús encontrándose con un hombre endemoniado:

“Entonces Jesús le preguntó: “¿Cómo te llamas?” “Mi nombre es Legión”, respondió, “porque somos muchos”. Una gran piara de cerdos pacía en la ladera cercana. Los demonios rogaron a Jesús: “Envíanos entre los cerdos; déjanos entrar en ellos. Él les dio permiso, y los espíritus malignos salieron y se metieron en los cerdos. La manada, unas dos mil personas, se precipitó por la empinada orilla hacia el lago y se ahogó” (Marcos 5:9-13 NVI).

Así como los ángeles de Dios que visitan la tierra y hacen su obra y son santos y lo representan plenamente, estos espíritus malignos se ven y actúan como Satanás y lo representan plenamente. Sin embargo, ¿notaste algo en ambos versículos citados? En Job, Satanás se acercó a Dios en sumisión.

Continúa diciendo que tenía que tener el permiso de Dios para hacerle cualquier cosa a Job. Asimismo, Jesús tenía autoridad sobre la legión de demonios que afligían al hombre en Lucas 22:31-32 NVI: Jesús le dice a Pedro: “Simón, Simón, Satanás te ha pedido que te zarandee como a trigo. Pero he orado por ti, Simón, para que tu fe no falle. Y cuando hayas regresado, fortalece a tus hermanos”. Nuevamente, Satanás tuvo que pedir permiso para causarle dolor a Pedro, y Jesús estaba orando por él.

1 Juan 4 habla de los espíritus malignos:

“Así es como se puede reconocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que reconoce que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios, pero todo espíritu que no reconoce a Jesús, no es de Dios. Este es el espíritu del anticristo, del que habéis oído que viene y que ya está en el mundo. Vosotros, queridos hijos, sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:2-4 NVI).

Entonces, antes de continuar, comprende que, si eres hijo de Dios, puedes vencer cualquier mal y si está en tu vida, SOLO viene con el permiso de Dios.