Emanuel, Dios Con NosotrosEjemplo

Tú y yo fuimos creados para relacionarnos con Dios: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. A Dios le encanta la gente. Ama relacionarse, y especialmente, la Palabra nos revela como Él ha trastocado el mundo por recuperar, restaurar y restablecer esa relación con nosotros.

Las consecuencias de esa reconciliación, son agradables y deseadas para Dios, pero para nosotros, suponen el mayor milagro de la historia. La salvación de nuestra alma, sin duda, el milagro más relevante, urgente y necesario que podamos imaginar, pero además, así como la ruptura del vínculo tuvo sus consecuencias, también su restauración las trae consigo.

Aunque resulta un proceso complejo, delicado, extenso... restaurar el vínculo es posible. Requiere una intencionalidad por ambas partes, mucho esfuerzo y dedicación, entrega por parte de la figura paterna/materna y aceptación por parte del niño/a. A lo largo de estos días, habrás descubierto que, sin duda, Dios está dispuesto, y completamente entregado por la causa. La cuestión es, ¿cómo responderemos los hijos?

Dado que la ruptura vino por nuestra causa, a veces la vergüenza, el miedo al rechazo, la desconfianza... Nos mantienen alerta, distantes y preparados para sufrir, y nos cuesta aceptar su amor, su entrega y su cuidado. Por ello deben producirse pequeños acercamientos, que procuren restaurar ese vínculo de nuevo. Cuando esto se produce, ocurren los pequeños milagros: sana nuestras heridas, consuela nuestro llanto, escucha nuestras historias y pelea nuestras batallas. Las consecuencias son a corto y largo plazo. Los pequeños regalos son un anticipo del regalo grande: una eternidad con Él, el vínculo restaurado.

La parte más difícil ya está resuelta, y la entrega total y absoluta está a nuestra disposición. Él está esperando. Ha sido anunciado, y ya llegó. Es Emanuel: es Dios con nosotros.