Emanuel, Dios Con NosotrosMuestra

Hemos sido creados por Dios y para Dios. Jesús estaba antes que nosotros, Él ya existía cuando el ser humano solo era una idea en la mente de Dios. Fuimos creados por Él, para relacionarnos con Él. Por ese motivo, somos invitados a imitarle, no solamente porque nos conviene y nos hace bien, sino porque es nuestro objetivo. Fuimos creados a su imagen, y Jesús es la imagen del Dios invisible. Así que, todo lo que somos nos lleva hacia Él. Todo lo que buscamos, en realidad, le busca a Él.

Si escuchamos los anhelos más profundos del ser humano, estos se resuelven con Jesús. Hay quienes desean reconocimiento (aceptación), y en Jesús somos aceptados (incluso con nuestros defectos). Quienes buscan amor y cariño, Jesús no solo ES AMOR, sino que, además, demuestra ese amor, haciéndose hombre, sufriendo como nosotros y por nosotros, y muriendo en nuestro lugar. Si buscásemos éxito y logros, Jesús siempre nos lleva a vencer en toda situación. Y si fuera sanidad los que necesitáramos, física o emocional, devolvernos la salud y el bienestar es algo sencillo para Él. Ya lo ha hecho antes.

Sea lo que sea que deseamos, en realidad, lo deseamos a Él. Pero desde el día en que el pecado nos separó de Él, necesitamos que Jesús se revele a nosotros a través del Evangelio. Por eso todos deben oírlo, todos necesitan recibir la noticia. Lo que sea que buscas, está en manos de Jesús ofrecerlo, porque en realidad, no es lo que Él te puede dar, es que esas necesidades son reflejos de que, realmente, le necesitamos a Él. Si nuestro corazón fuera un candado, Jesús sería la única llave que encaja, que puede abrirlo. Evidentemente, podemos probar con otras llaves, tratar de forzar la cerradura, pero el diseño de Dios es tan perfecto, que lo único que conseguiremos será romperlo, dañarlo, hasta que, por fin, aceptemos que solo hay una llave. Que solo en Él está la plenitud de nuestra vida.