40 Días de AdoraciónMuestra

Continuando con la sencilla oración “Jesús, dame sabiduría y guía”, es importante reconocer que no solo buscamos la ayuda de Dios para hacer lo que ya está en nuestras mentes para hacer. También nos estamos abriendo a Sus pensamientos e ideas, que a menudo son diferentes de los nuestros. Como nos enseña la Biblia, Sus caminos sobrepasan los nuestros.

Parte de la sabiduría es discernir si nuestras ideas y pensamientos son de Dios o de alguna otra fuente. En Santiago 3, leemos acerca de la diferencia entre acciones motivadas por “la sabiduría que viene del cielo” y aquellas motivadas por celos y egoísmo, que son “terrenales, sensuales y demoníacas” (versículos 15, 17). Santiago estaba diciendo que es esencial comparar nuestros deseos e ideas con el carácter y la voluntad de Dios para determinar si estamos siendo guiados por Él o si estamos siguiendo un camino egoísta.

Santiago describe la sabiduría celestial de esta manera: “Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera” (versículo 17). Mientras oras y escuchas a Dios, y luego pasas por tu día, ten en cuenta esta lista. Compara tus ideas, deseos y metas con este estándar.

A menudo, decisiones imprudentes provienen de cosas como el miedo, la codicia, la prisa, la impulsividad, perspectivas equivocadas e inmadurez. Nadie está exento de estas cosas, por eso es importante buscar la sabiduría de Dios cada día en la oración. Recuerda, Él quiere que pidas sabiduría y promete otorgarla generosamente.

Así como el rey Salomón buscó sabiduría y conocimiento para liderar a su pueblo, tu petición de sabiduría complace al Señor. Salomón se hizo famoso como el hombre más sabio de la tierra, ilustrando el poder transformador de la sabiduría de Dios. Todo lo que necesitas hacer es pedir, escuchar y obedecer.

Preguntas para Reflexionar

1. ¿Estás abierto a recibir nuevas ideas de Dios? En términos prácticos, ¿cómo buscas esas ideas?
2. ¿Alguna vez has tenido una idea que insististe en perseguir, solo para descubrir más tarde que no estaba motivada por las cosas correctas y no era una “idea de Dios”? ¿Qué sucedió?
3. ¿Cómo puedes evaluar tus pensamientos, metas e ideas para ver si están alineados con la sabiduría de Dios?