Reflejando a Jesús a Través Del FrutoMuestra
Un árbol se conoce por sus frutos
Alguien hace unos meses me preguntó, ¿cuál era el reflejo de Cristo en nuestras vidas? Yo, inmediatamente respondí: “El testimonio, lo que hablamos o hacemos reflejan a Cristo”. Esa persona me respondió: “Y si solo vives tu testimonio en la iglesia”. Yo no respondí nada, pero por días me cuestioné sobre mi testimonio, cómo yo podía reflejar a Cristo, si solo lo estaba reflejando en la iglesia o en todos los lados, si mi vida era igual en la casa, en el trabajo y en la iglesia.
Vivimos ciegos. Nos asentamos más en los fallos y defectos de los demás que en los propios. Hacemos una cosa y decimos otra, somos los más hipócritas. Tenemos una religiosidad de solo palabras y no de obras.
Jesús continúa diciendo en Lucas 6:45, “La persona buena saca cosas buenas del tesoro bueno del corazón; el malo saca lo malo de su maldad. Porque de la abundancia del corazón habla la boca".
En el mundo antiguo mediterráneo, donde se gestó la Biblia, el corazón no era simplemente la sede de las emociones personales. Era, principalmente, el centro de la vida moral, intelectual, y espiritual de la persona. Se insinúa aquí que podemos hacernos conscientes de las opciones de nuestro corazón, prestando atención a las cosas de las que hablamos y en dónde invertimos nuestra energía y capacidades.
“El cristiano es un representante de Cristo. Ha de mostrar al mundo el poder transformador de la gracia divina”.
El pecador debe cambiar de parecer en lo relacionado al pecado y a Dios, lo que le conllevará a apartarse del pecado y acercarse a Dios. En otras palabras, el arrepentimiento afecta la totalidad de la vida del pecador. El arrepentimiento lleva al pecador a que asuma la culpa de su condición pecaminosa ante Dios y a colocarse de su lado. Es un modo de pensar permanente, un aborrecimiento continuo del mal.
John Stott, una vez expresó: “Si el alcohol excesivo deshumaniza, transformando a un ser humano en una bestia, la plenitud del Espíritu humaniza, porque nos hace como Cristo”.
El Espíritu opera en nosotros como un alentador: estimula nuestra mente, nuestra voluntad, nuestro ser y nuestro corazón. Ser llenos del Espíritu Santo es permitir que Él nos estimule en el amor a Dios, en el sacrificio, la obediencia y el servicio.
Escrituras
Acerca de este Plan
Este devocional nos invita a explorar cómo el Fruto del Espíritu Santo refleja el carácter de Jesús. A lo largo de estas reflexiones, descubrirás cómo cultivar y manifestar este fruto en tu vida diaria te acercará más a la imagen de Cristo.
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Nos gustaría agradecer a Estefanía Pérez Ramos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.youtube.com/channel/UCgSO0fMYj1EvJJkEyTkoEpg