Venciendo los falsos inicios para vivir dando los frutos de La EsperanzaMuestra
Todos deseamos una comunidad donde sepan quienes somos, compartamos alegrías y dolores, crezcamos sin temor, vergüenza o condena. El lugar más seguro para equivocarnos mientras aprendemos a ser mejores. El afecto fraternal forja esa comunidad, nos enseña a apreciar, valorar, aceptar y disfrutar del otro. Nos permite empezar otra vez cuando nos equivocamos. Ese amor dignifica, desarma cualquier percepción de superioridad. Nos permite compartir una historia común. Crecemos en compasión y camaradería para respaldarnos con la certeza que podemos mejorar. El amor fraternal muestra su valor cuando comparte vida alrededor.
Hay un amor a otro nivel, es el amor “Ágape”, fluye de la esencia de Dios mismo buscando bendecir a todo lo que toca, es bondad invencible. El Ágape abarca toda la persona, no solo nuestro corazón, sino también mente y voluntad. El Ágape es la prueba de que el amor supremo puede unirlo todo. La única respuesta que encontré a la pregunta por qué Pedro hace este llamado imposible a nuestra naturaleza egoísta, es que desde nosotros no podemos amar como Dios, pero sí podemos permitirnos ser amados por Él y reflejar ese amor a los demás.
El Pedro de los Evangelios empezó como joven entusiasmado por los grandes saltos o declaraciones varias de las cuales terminaron como los falsos inicios de las promesas de año nuevo. Pero ahora vemos a un Pedro que abraza sus propias caídas, aprender a mirarse con un amor nacido de su devoción a Dios, vive intencionalmente generando la virtud nacida de ser terco en levantarse, no quiere negar su vocación y llamado, quiere estar firme forjando su carácter resistiendo a los deseos de corto plazo con expectativa por el proceso que Dios le permite vivir, eso es abrazar la Esperanza.
¿Tienes el deseo de empezar algo importante para una nueva etapa en tu vida? Oremos por eso:
Padre, concédeme mirarte y alinear mis más caros deseos a tu corazón, que se conecten con los anhelos que pusiste en mí, que me permitan mirar mas allá de las circunstancias. Más que imaginarme una meta y pedirte que me ayudes, quiero concebirla contigo y trabajar en tu compañía para hacerla realidad. Permíteme ver más allá del éxito o fracaso, que en ambos lo que más me importe sea tu compañía en este viaje, y que del fruto de nuestra intimidad, podamos dar frutos que permanezcan. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cómo puede un cristiano entusiasta pero lleno de falsos inicios vivir intencionalmente y dar frutos que honran su vocación y elección? En este plan, estudiaremos un pasaje donde el Apóstol Pedro, inspirado por el Espíritu Santo, nos brinda herramientas para que los propósitos que nos trazamos al iniciar nuevas etapas en nuestra vida den frutos que perduran. Acompáñame en este viaje de cinco días.
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Nos gustaría agradecer a Australis por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://a.co/d/8XbnivV