MADUREZ NO ES INDEPENDENCIA

Muchas veces pensamos que madurez e independencia son cosas que van de la mano. Ciertamente podemos ver la madurez como proceso natural y terrenal, pero en el reino de los cielos la madurez, como tantas otras cosas, son contrarias a lo que acostumbramos.

En el mundo espiritual madurez es dependencia. Podemos medir nuestro grado de madurez por el grado de dependencia que tenemos de nuestro Padre.

Cuando el mundo nos grita que debemos independizarnos para madurar, Jesús tiernamente nos invita a pasar mas tiempo con él para madurar.

Pablo se lo dice de la mejor manera posible a los Galatas en la carta que esta dirigida para ellos, en una iglesia que comenzó como un niño espiritual se vio involucrada en el mover del Espíritu y se sintió madura, luego de eso, abandonaron la vida dependiente del Espíritu y Pablo les dice: “¿Cómo lo que comenzaron por el Espiritu, ahora lo quieren continuar por la carne?”. En otras palabras, comenzaron dependientes deben seguir así.

Es similar a un bebé que está aprendiendo a caminar, siempre lo hace de la mano de papá o mamá, pero cuando ya se siente firme para hacerlo por si solo quiere soltarse de la mano de quien lo lleva. Su tutor lo sigue de cerca, hasta que se da un golpe tan fuerte que lo único que quiere es volver corriendo a los brazos de Papá.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Oremos: “Ayúdanos Jesús a madurar sin dejar de depender de ti, que siempre caminemos de la mano, en la tormenta y en los mejores momentos de nuestra vida, amén".