Más allá de las apariencias

La iglesia en Sardis tenía una reputación de estar viva y vibrante (lo que llamarías una "iglesia activa"), pero en realidad, estaba espiritualmente muerta. Había una desconexión entre su apariencia y su realidad espiritual. Este pasaje nos lleva a reflexionar sobre la importancia de tener una fe genuina y fructífera en lugar de confiarnos en las apariencias.

La verdadera fe no se basa en una reputación o en lo que otros piensan de nosotros. Se fundamenta en una relación personal con Jesús y en el fruto de una vida transformada por Su amor y gracia. Debemos examinar constantemente nuestras vidas espirituales para asegurarnos de que nuestra fe no sea superficial ni meramente una apariencia.

¿Qué haremos?

Hoy, toma un momento para reflexionar sobre tu propia fe. ¿Es genuina y fructífera, o te has conformado con las apariencias? Examina tus motivaciones y busca áreas en las que puedas crecer espiritualmente.

Jesús nos advierte: "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor" (Mateo 24:42). En estos tiempos finales, es vital mantener una fe viva y activa, centrada en una relación personal con Cristo. Asegúrate de que tu fe sea más que una apariencia y que dé fruto en tu vida y en el mundo que te rodea.